Una investigación teológica ofrece respuestas basadas en información concreta y contrastable, de fuentes históricas y evangélicas, sobre los dos episodios cruciales que marcaron el origen del cristianismo y del mensaje
¿Jesús de Nazaret existió?, ¿se sabe con certeza algo de lo que hizo o dijo?, ¿son fiables los Evangelios y los escritos cristianos para conocer la realidad?, ¿se han conservado informaciones auténticas acerca de Jesús en textos no cristianos?, ¿es posible contrastar la verosimilitud de lo que dicen los evangelios en fuentes literarias antiguas independientes?
Estas son algunas de las preguntas que se plantean creyentes y no creyentes, cristianos que buscan afianzar su fe, cazadores de razones que intentan ridiculizar la religión, personas que necesitan datos verificables para acercarse a la verdad y personas a las que las asaltan las dudas, según el teólogo, biblista, sacerdote, filólogo y papirólogo español Juan Chapa Prado.
El padre Chapa se propuso dar las respuestas correctas y basadas en datos históricos a estos interrogantes, para disipar la confusión reinante, salir al cruce de las presentaciones parciales o tendenciosas surgidas de hallazgos arqueológicos o nuevos datos que presuntamente vuelven insatisfactorias las respuestas tradicionales, y afrontar la sensibilidad crítica de nuestra época.
El resultado de esa iniciativa es el libro “50 preguntas sobre Jesús”, que Chapa coordinó y que fue el fruto de un trabajo en equipo con Francisco Varo, Gonzalo Aranda, Vicente Balaguer, Santiago Ausín y Juan Luis Caballero, colegas del Departamento de Sagrada Escritura de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra (Unav), en España.
Juan Chapa es doctor en Filología Clásica por la Universidad de Sevilla, doctor en Papirología Griega por la Universidad de Oxford y doctor en Teología por la Unav (www.unav.edu), donde es profesor de Nuevo Testamento en la Facultad de Teología. Además, es director de la Asociación Bíblica Española. (Su libro puede descargarse en formato electrónico desde https://opusdei.org/es/article/libro-electronico-50-preguntas-sobre-jesus/.)
Los episodios de Semana Santa
En declaraciones a EFE, Chapa señala en “50 preguntas sobre Jesús”: “Obviamente, hay algunas de esas preguntas que hacen referencia directa a los episodios de Semana Santa y que son especialmente recomendables para leer en estas fechas”.
Además, explica: “Las preguntas sobre la última cena y el proceso de Jesús (nº 28-30), las que se refieren a los personajes que intervinieron en esos hechos, como los miembros del Sanedrín, Caifás, Poncio Pilato, (nº 30-34) o que están presentes en su muerte o después de ella, como María Magdalena (nº 23-25) o José de Arimatea (nº 35), son pertinentes”, según explica el padre Chapa.
“Pero como la muerte no es la última palabra, debe subrayarse que lo más importante es la resurrección de Jesús (nº 36), que sustenta el mensaje cristiano (nº 37)”, destaca Chapa.
¿Cómo fue la muerte de Jesús?
“Jesús murió clavado en una cruz, muy probablemente el día 14 de Nisán (mes del calendario hebreo bíblico), viernes 7 de abril del año 30. Así se puede deducir del análisis crítico de los relatos evangélicos, contrastados con las alusiones a su muerte transmitidas en el Talmud”, explica Chapa en “50 preguntas sobre Jesús”.
“La crucifixión era una pena de muerte, con un carácter infamante, que los romanos aplicaban a esclavos y sediciosos, y solo a los extranjeros”, puntualiza.
“Por lo que se refiere al modo en que pudo ser crucificado Jesús, son de indudable interés los descubrimientos realizados en la necrópolis de Givat ha-Mivtar en las afueras de Jerusalén”, añade.
Señala: “Allí se encontró la sepultura de un hombre de unos 25 años que fue crucificado, en una cruz de madera de olivo, en la primera mitad del siglo I d.C., es decir, que era contemporáneo de Jesús”.
“Los restos encontrados en su sepultura muestran que los huesos de las manos no estaban atravesados ni rotos”, por lo que “lo más probable es que los brazos de ese hombre fueran simplemente atados con fuerza al travesaño de la cruz (a diferencia de Jesús, al que sí clavaron)”, según destaca Chapa.
Describe: “Los pies del joven crucificado habían sido atravesados por los clavos. Uno de ellos seguía conservando un clavo grande y bastante largo. Por la posición en que está, podría pensarse que el mismo clavo hubiera atravesado los dos pies”.
La resurrección de Jesús, ¿hecho o mito?
“La resurrección de Jesucristo es un acontecimiento real que tuvo manifestaciones históricamente comprobadas. Los apóstoles dieron testimonio de lo que habían visto y oído”, puntualiza el padre Chapa en su libro.
Señala que hacia el año 57, San Pablo escribe a los Corintios: “Os transmití en primer lugar lo mismo que yo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, fue sepultado y resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se apareció a Cefas y después a los 12, y después a más de 500 hermanos a la vez, la mayoría de los cuales vive todavía”.
Añade que en el día de Pentecostés, según refieren los Hechos de los Apóstoles, Pedro afirma que “Dios lo resucitó rompiendo las ataduras de la muerte” y ”sepa con seguridad toda la casa de Israel que Dios ha constituido Señor y Cristo a este Jesús, a quien vosotros crucificasteis”.
Además, “la losa encontrada en Nazaret, con un rescripto imperial, testimonia que hubo un gran revuelo en Jerusalén motivado por la desaparición del cadáver de alguien procedente de Nazaret en torno al año 30. El único personaje del que se contaban tales cosas es precisamente Jesús”, según Chapa.
Y, sobre todo: “Si al resucitado, no lo hubiesen visto muchos, es difícil explicarse que en la misma ciudad en que fue crucificado tanta gente abrazara la nueva fe al cabo de pocos días”, concluye el padre Chapa, referenciando “50 preguntas sobre Jesús”.