La Biblioteca Estatal de Berlín resguarda la Novena Sinfonía de Beethoven, la cual ha sobrevivido al impacto de la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría; hoy se cumple el bicentenario de su estreno en Viena
La ciudad de Berlín alberga la partitura original de la Novena Sinfonía de Ludwig van Beethoven, esto debido al impacto de la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría, así como el sufrimiento de varias divisiones.
Por lo que en la Biblioteca Estatal de Berlín se guardan las más de 200 hojas que la componen en tomos rojos dentro de una sala oscura acorazada, con una temperatura de 18 grados y una humedad de 50 por ciento, a fin de preservar una de las máximas obras del compositor, explicó la directora del Departamento de Música, Martina Rebmann.
Cabe señalar que el original solo sale en contadas ocasiones, como hoy, con motivo del bicentenario del estreno de la última obra de Beethoven, un 7 de mayo de 1824 en Viena.
El tomo principal se encuentra expuesto en una vitrina que contiene los movimientos del I al III de la sinfonía, así como parte del movimiento final, que “es en donde aparece la frase: “Freude, schöner Götterfunken” (“Alegría, hermosa chispa de los dioses”), que quiere ver la gente”, dijo Martina.
El camino de las partituras de Beethoven
Luego de la muerte de Beethoven en 1827, la partitura quedó en manos de su ayudante y biógrafo Anton Schindler; se encontraban completos los movimientos del I al III, pero solo un fragmento del movimiento final.
Schindler envío dos hojas al pianista y compositor Ignaz Moscheles en Londres, porque quería un recuerdo de su amigo, pero para 1956 acabaron en la Casa de Beethoven de Bonn. Mientras que tres hojas del movimiento IV pasaron a un destinatario desconocido y actualmente están en la Biblioteca Nacional de París.
Por lo que Schindler llevó 137 hojas a Berlín y tras la muerte de Beethoven se realizó una subasta que atrajo a editores de música vieneses, como Domenico Artaria, quien compró varias piezas, pero al fallecer sus hijos pusieron en venta la obra; para 1901 el Estado prusiano reunió el dinero para adquirir cinco fascículos con 67 hojas, logrando así reunirse las partes esenciales de la partitura en un total de 204 hojas.
Sin embargo, la Segunda Guerra Mundial volvió a separar a la sinfonía, así que la Biblioteca Estatal Prusiana la dividió en tres partes para su resguardo: la encuadernada de Schindler acabó en Silesia y en 1946 fue trasladada a la Biblioteca Jaguelónica de Cracovia; los fascículos I-III fueron devueltos ese mismo año a la Biblioteca Unten den Liden de Berlín Oriental; y los fascículos IV y V fueron protegidos en una abadía hasta 1947, pero en 1967 fueron trasladados a la Biblioteca Estatal de Berlín Occidental.
Así para 1977, durante una visita de Estado a la RDA, el gobierno polaco devolvió la obra musical a la Biblioteca Estatal de Berlín Occidental, aunque permanecían sin unirse, debido a la construcción del Muro de Berlín, pero tras la reunificación alemana las bibliotecas se unieron y en 1997 se reunificaron los fondos desgarrados.
Con información de: Agencia EFE