Los sistemas hospitalarios de Europa corren el riesgo de colapsar presionados por un número creciente de infecciones por COVID-19, que han puesto al continente una vez más en el centro de la pandemia mundial.
En momentos en que los casos, controlados en gran medida por los confinamientos sin precedentes realizados en marzo y abril, resurgen implacablemente, las autoridades de países que van desde Polonia a Portugal han expresado alarma por la renovada crisis que enfrenta su infraestructura de salud.
Bélgica, que lucha con lo que su ministro de Salud llamó un “tsunami” de infecciones, está posponiendo todos los procedimientos hospitalarios no esenciales y medidas similares se avecinan en otros países donde el número de casos aumenta sin cesar.
“Si el ritmo de la semana pasada continúa, la reprogramación y suspensión de algunas actividades no prioritarias será inevitable”, dijo Julio Pascual, director médico del Hospital del Mar de Barcelona.
Para complicar la situación, la fatiga generalizada por el coronavirus y el impacto económico aterrador por la crisis han erosionado el amplio apoyo público a las cuarentenas ordenadas a principios de año para evitar que los servicios de salud se vean abrumados.
No dispuestos a confinar sus países nuevamente, los gobiernos han buscado medidas menos drásticas para limitar las reuniones públicas y equilibrar la necesidad de mantener sus economías en marcha con la contención de la pandemia.
Según datos del Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC), Europa registra más de 5 millones de casos y 200.000 muertes, y las nuevas infecciones comenzaron a aumentar considerablemente desde finales de septiembre.
Aunque muy por debajo de los niveles del punto álgido de la crisis hace seis meses, los ingresos hospitalarios y la ocupación por COVID-19 son nuevamente altos, lo que se define como al menos el 25% del pico de la pandemia, o están aumentando en 20 países, según su último resumen semanal.
Los países europeos cuentan con algunos de los mejores servicios de salud del mundo y los médicos dicen que, beneficiados por casi un año de experiencia sobre el nuevo coronavirus, están mucho mejor equipados para tratar a los pacientes.
Pero la capacidad de los hospitales para manejar una ola de pacientes con COVID, así como personas que padecen cáncer, enfermedades cardíacas y otras afecciones graves, sigue siendo vulnerable.
Las autoridades de salud de Países Bajos dijeron que si el número de pacientes con COVID-19 en las salas de los hospitales continúa creciendo, es posible que tres cuartas partes de la atención regular deba eliminarse para fines de noviembre. Las autoridades checas hicieron advertencias similares.
“Hemos chocado contra una pared en cuanto a las camas clínicas”, dijo Wouter van der Horst, portavoz de la asociación neerlandesa de hospitales NVZ.
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