Aunque hay una leve recuperación en el empleo no es suficiente, señala la Organización Internacional del Trabajo (OIT). El trabajo de cuidados y la violencia les hace más difícil volver al mercado laboral
La covid-19 dejará a más de 13 millones de mujeres desempleadas en todo el mundo este año. El año pasado, en el inicio de la emergencia sanitaria, fueron más 54 millones, así que la cuenta sigue aumentando. Más mujeres sin empleo a cargo de más trabajo del hogar y de cuidados no remunerado. Un nuevo reporte de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) advierte que esta situación perdurará durante varios años más.
La pandemia provocó una pérdida de empleo sin precedentes para todas las personas en todos los países, dice la organización, pero “las mujeres se han visto desmesuradamente afectadas”, indica el informe Avanzar en la reconstrucción con más equidad: Los derechos de las mujeres al trabajo y en el trabajo, en el centro de la recuperación de la COVID-19.
En los últimos meses la tasa de recuperación para ellas creció ligeramente más que la de los hombres. Pero es insuficiente, porque antes de la crisis había menos mujeres con un trabajo pagado, y en la pandemia ha habido más mujeres despedidas o que ya no pudieron seguir laborando.
La previsión de la OIT es que este año la tasa de empleo mundial de mujeres aumente 3.3% en comparación con los niveles de 2020; o sea, que 41 millones consigan trabajo remunerado. La de los hombres llegará a 3%, pero para ellos significa que 59 millones volverán al mercado laboral,
Luego, “las mujeres experimentaron mayores pérdidas de empleo en 2020”. A nivel global, el 4.2% perdió su trabajo y en América Latina, la región más afectada, el 9.4% quedó desempleada, frente al 7% de los hombres.
En México, 7 de cada 10 trabajos perdidos en el primer trimestre de 2020, fueron de mujeres, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Para cuando termine este año la OIT estima que la cifra de mujeres empleadas en el mundo será de 1,270 millones. Los hombres con empleo serán aproximadamente 2,019 millones. Sólo el 43% de las mujeres en edad para trabajar tendrá un salario o ingreso por su trabajo, frente al 69% de los hombres.
“En otras palabras, en 2021 las mujeres todavía tendrán 25.4 puntos porcentuales menos de probabilidad de tener un empleo que los hombres”.
¿Por qué es más difícil para las mujeres?
La proyección de la OIT para América Latina y el Caribe es que terminará este año con una tasa de empleo para las mujeres de 46.8% y para los hombres será de 66.2 por ciento. Estas cifras “ponen de manifiesto que el crecimiento del empleo no es lo bastante intenso para recuperar los niveles previos a la pandemia”.
Organizaciones como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) han señalado que esta crisis terminó con el avance de los últimos 10 años en materia de combate a la pobreza. La OIT dice en este reporte que la covid-19 afectó las oportunidades laborales que las mujeres habían construido en los últimos 15 años.
Según el documento difundido esta semana, el desempleo por la covid-19 fue mayor a la de la Gran Recesión del 2008. A diferencia de esa crisis, esta vez el confinamiento fue uno de los factores que más afectaron a los sectores, como el manufacturero y el de servicios, “donde mayor es la representación de las mujeres” y donde la mayoría laboran de manera informal.
Pero hay otras causas que “han hecho difícil a las mujeres, en comparación con los hombres, poder conservar sus empleos”:
- El trabajo del hogar y de cuidados no remunerado que se carga desproporcionalmente en las mujeres. Antes de la pandemia, en México, las mujeres aportaban el 75% del tiempo que toma hacer los quehaceres domésticos y de cuidado, de acuerdo con el Inegi.
- La falta de protección social que es mayor en las mujeres. En 2017, el 28.3% de la población masculina cotizaba a la seguridad social en este país, contra solamente el 16% de las mujeres, según el Inegi.
- El recrudecimiento de la violencia y el acoso. En México, 9 mujeres son asesinadas al día, de acuerdo con ONU-Mujeres.
Trabajadoras del hogar, teletrabajo y burnout
La pandemia “alteró los medios de ganarse la vida de las mujeres que trabajan en la economía informal”. Muchas tuvieron que cerrar sus negocios o guardar sus puestos ambulantes de manera temporal o permanente. Esto ha incrementado el trabajo infantil y se “han registrado tasas de escolarización más bajas, sobre todo (para) las niñas”.
Las trabajadoras del hogar están ahora más alejadas de tener un trabajo decente, es decir, en el que se respete su jornada laboral, salarios, seguridad social y seguridad y salud en el trabajo, agrega el informe. En México, más del 30% se quedó sin empleo.
“En todo el mundo, las mujeres ganan 20% menos que los hombres”. pero en el caso de las trabajadoras del hogar, su pago es 56.4% del salario medio mensual de otros trabajadores, según la OIT. Pero la situación es peor si se trata de mujeres indígenas, afrodescendientes, migrantes o con discapacidad.
Muchos empleos de altos salarios podrían pasar al teletrabajo. Pero “no ha sido éste el caso de las muchas mujeres”, pues precisamente laboraban en puestos con bajos salarios o en empleos donde no les es posible pasar a la virtualidad, “por ejemplo, en el comercio minorista, las ventas y la hostelería, requieren una interacción física con clientes, consumidores o pacientes”.
La OIT calcula que, durante la pandemia, 557 millones de personas pudieron trabajar desde casa. Esto equivale sólo al 17.4% del empleo mundial. El informe no indica información desglosada por sexo, pero según la Cepal, en México el 30% de las mujeres sin ingresos propios no tiene acceso a una conexión fija de Internet.
Pero de aquéllas que sí han podido teletrabajar, la historia no siempre es mejor. “La acumulación de factores como la ansiedad debido a la covid-19, las esperanzas puestas en los empleadores no realizadas y el aumento de las tareas de cuidados pueden tener graves repercusiones en la salud física y mental de las mujeres. En algunos casos, el teletrabajo también ha producido un aumento de la intensidad del trabajo”, con altos riesgos de ‘burnout’.