Soldados al mando del coronel Mamadi Doumbouya orquestaron un golpe de Estado en Guinea, arrestaron al presidente Alpha Conde y declararon inválida la Constitución de aquel país de África Occidental
Soldados amotinados de Guinea detuvieron al presidente Alpha Conde el domingo, horas después de que se registraron largos e intensos tiroteos cerca del palacio presidencial en la capital de esta nación de África Occidental, y después anunciaron en la televisión estatal que el gobierno había sido disuelto en un aparente golpe de Estado.
Las fronteras del país fueron cerradas y su Constitución fue declara inválida en el anuncio leído en la televisión estatal por el coronel Mamadi Doumbouya, quien declaró a la población: “El deber de un soldado es salvar al país”.
“Ya no confiaremos la política a un solo hombre. Se la confiaremos al pueblo”, dijo Doumbouya, envuelto en una bandera de Guinea y flanqueado por media docena de soldados.
Sin embargo, se desconocía de momento cuánto apoyo tenía Doumbouya al interior de las Fuerzas Armadas o si otros soldados leales al presidente que gobernó el país más de una década podrían intentar recuperar el control.
La junta anunció después sus planes de reemplazar a los gobernadores de Guinea con los comandantes regionales durante un acto previsto para el lunes, y advirtió: “Cualquier negativa a presentarse será considerada una rebelión” contra las nuevas autoridades militares del país.
La Comunidad Económica de Estados de África Occidental (ECOWAS, por sus siglas en inglés) condenó rápidamente los acontecimientos, y advirtió que impondría sanciones si Conde no es puesto en libertad de inmediato. El secretario general de la ONU, António Gutierres, tuiteó que condenaba enérgicamente “cualquier toma del gobierno por la fuerza de las armas”.
Por su parte, el Departamento de Estado de Estados Unidos emitió una advertencia contra la violencia y exhortó a las autoridades de Guinea a que eviten acciones “extraconstitucionales” que “solo erosionarán las perspectivas del país a favor de la paz, la estabilidad y la prosperidad”. El portavoz Ned Price agregó en un comunicado que “las acciones (de la junta) podrían limitar la capacidad de Estados Unidos y otros socios internacionales de Guinea para apoyar al país”.
El paradero de Conde se desconocía desde hacía horas tras los intensos combates del domingo en el centro de Conakri, hasta que se dio a conocer un video que mostraba al mandatario de 83 años cansado y desaliñado bajo custodia militar.
Los miembros de la junta indicaron después en un comunicado que Conde estaba en comunicación con sus médicos. Pero se abstuvieron de mencionar cuándo lo dejarían en libertad y sólo afirmaron: “Todo estará bien. Llegado el momento emitiremos un comunicado”.
Conde, que había estado en el cargo más de una década, tuvo una caída en su popularidad desde que buscó un tercer mandato el año pasado, señalando que el límite de dos periodos no era aplicable a él. Los dramáticos acontecimientos del domingo pusieron de relieve cómo el descontento también había crecido en las fuerzas armadas.
Doumbouya, que había sido comandante de la unidad de fuerzas especiales del ejército, pidió a otros soldados que “se pongan del lado del pueblo” y permanezcan en sus cuarteles. Doumbouya dijo que actuaba en el mejor interés de la nación, citando una falta de progreso económico por parte de los dirigentes desde que el país se independizó de Francia en 1958.
“Si ven el estado de nuestras carreteras, de nuestros hospitales, se pueden dan cuenta de que después de 72 años, es momento de despertar”, comentó. “Tenemos que despertar”.
Sin embargo, los observadores dicen que las tensiones entre el presidente de Guinea y el coronel del ejército se derivan de una propuesta reciente de recortar el salario de algunos militares.
Guinea ha sido escenario de múltiples golpes de Estado e intentos de asesinato de los presidentes.