La nueva variante Ómicron fue detectada en Países Bajos una semana antes que en Sudáfrica. Foto: Agencia EFE
Países Bajos detectó el primer caso de la variante Ómicron en una muestra del 19 de noviembre, una semana antes de que Sudáfrica diera la voz de la alarma, lo que llega en medio de la creciente preocupación por la subida de los contagios en el país europeo, donde se han registrado 155 mil contagios positivos la última semana.
El Instituto de Salud Pública de Países Bajos analizó dos muestras sospechosas recogidas para unas PCR los días 19 y 23 de noviembre porque mostraban una anomalía en la proteína pico del coronavirus SARS-CoV-2, y el análisis de la secuencia genómica confirmó que se trata de la variante Ómicron detectada y anunciada por Sudáfrica el jueves 25 de noviembre.
Ahora los servicios de salud municipal están investigando fuentes y contactos de los dos casos para determinar si ambos contagios están vinculados y si los involucrados han estado en Sudáfrica, aunque los laboratorios que han descubierto estos dos casos están ahora analizando el material de pruebas positivas tomados en los últimos tres meses.
Una de estas personas no había viajado al sur de África, por lo que “probablemente contrajo el virus en Países Bajos”, según la viróloga Chantal Reusken.
Más allá del lugar donde se haya podido originar esta nueva variante del coronavirus SARS-CoV-19, los temores están ahora en que la variante Ómicron haya estado circulando por Países Bajos durante un tiempo considerable, mucho antes de que el jueves Sudáfrica diera la voz de alarma.
El viernes, Países Bajos anunció una suspensión de los vuelos procedentes de varios países del sur de África por temores a esta variante, aunque en el momento del anuncio había dos vuelos de camino desde Johannesburgo y Ciudad del Cabo.
Los 624 pasajeros que iban a bordo de esos dos aviones fueron retenidos en el aeropuerto Schiphol de Ámsterdam y sometidos a unas pruebas de COVID-19, puesto que viajaron en base a unas normas que se aplicaban antes de que la región del sur de África empezara a ser considerada el viernes una “zona de alto riesgo”.
Los vacunados no necesitaban someterse a una prueba antes de embarcar en el avión, y los no vacunados podían volar con un resultado negativo de una PCR de máximo 48 horas o de una prueba de antígenos de máximo 24 horas. Los viajeros procedentes de la región sudafricana tampoco estaban obligados a someterse a una cuarentena.
Del total, 61 personas dieron positivo a COVID-19 y, en un análisis posterior realizado el pasado sábado y domingo, las autoridades neerlandesas confirmaron que 14 de los contagios tienen detrás a la variante Ómicron. Se creía que estos casos son los primeros detectados en suelo neerlandés, pero hoy se demostró que en realidad la variante ya circulaba por el país una semana antes de que aterrizaran en Ámsterdam esos dos vuelos.
“Durante la investigación de laboratorio, se encontraron diferentes tipos de cepas de virus de la variante ómicron. Esto significa que las personas afectadas probablemente se contagiaron por separado, de una fuente diferente y en un lugar diferente”, explicó el Gobierno de los Países Bajos.
Además de un análisis de las muestras de los últimos meses, Países Bajos insta a unos 5 mil viajeros que habían regresado de países del sur de África desde el pasado lunes a hacerse una prueba, incluso si no presentan síntomas de COVID-19, e independientemente de si están o no vacunados.
Por otro lado, y antes de que se conociera la existencia de Ómicron, Países Bajos ya lidiaba con una fuerte subida de los contagios con la variante Delta y un aumento de la presión hospitalaria, lo que llevó a introducir un “confinamiento nocturno” en el país con el cierre de toda la actividad no esencial a partir de las cinco de la tarde.
Uno de cada tres hospitales del país ha cancelado toda la atención planificada (operaciones de rodilla o cadera, por ejemplo), el doble en comparación con comienzos de la semana pasada, según la Autoridad Sanitaria Neerlandesa.
Al posponer este tipo de intervenciones, los hospitales pueden seguir brindando atención crítica, como la que debe ofrecerse en un plazo de 24 horas para evitar daños para la salud del paciente.
No obstante, 24 de 74 hospitales lamentan que no toda la atención crítica planificable puede llevarse a cabo de acuerdo con el plan. A modo de ejemplo, señaló, las operaciones cardíacas o los tratamientos contra el cáncer deben posponerse varias veces.
Además, hay un 36 por ciento menos de atención en quirófanos, frente al 29 por ciento de la semana pasada.
A pesar de estos datos, el Instituto de Salud Pública habló este martes de una estabilización de los contagios diarios como resultado del paquete de restricciones de mediados de noviembre: más de 155 mil casos positivos en la última semana, en torno al 1 por ciento más que el periodo anterior. El martes pasado se confirmó que los contagios subieron un 39 por ciento más en una semana.
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