La justicia de los Países Bajos dictó este jueves cadena perpetua a dos rusos y un ucraniano juzgados en rebeldía por su papel en la tragedia del vuelo MH17, el avión de Malaysia Airlines derribado en el este de Ucrania en 2014, en un proceso judicial con el foco puesto en Rusia.
Los rusos Igor Girkin y Sergey Dubinsky y el ucraniano Leonid Kharchenko son “culpables” del asesinato de las 298 personas que iban a bordo del MH17, concluyó el tribunal, que determinó que las conversaciones interceptadas y usadas como prueba en el juicio son “auténticas”, corresponden a llamadas entre los acusados, y las grabaciones “no fueron manipuladas”, como tampoco lo están las fotos y videos usados como evidencia.
Además, consideró probado que el avión fue “derribado por un misil BUK desde un campo agrícola” cerca de Pervomaiskyi, en el este de Ucrania, que estaba en manos de rebeldes prorrusos, descartando escenarios alternativos como un accidente, y consideró que Rusia estaba involucrada en la “acción armada” contra el Ejército ucraniano en la autoproclamada R.P. de Donetsk (RPD), según el presidente del tribunal, Hendrik Steenhuis.
Según el tribunal de los Países Bajos, los tres trabajaron en estrecha colaboración para llevar el lanzamisiles BUK desde Rusia a la zona rebelde, y retirarlo después, y los consideró responsables del derribo debido a su papel militar de liderazgo y su cooperación consciente con el objetivo de derribar un avión, aunque subrayó que no fueron ellos quienes dieron la orden de disparar.
El excoronel de Inteligencia, Girkin, de 51 años, era el líder militar de la RPD en la zona donde estaban activos los rebeldes prorrusos y tenía contacto directo con Moscú.
Girkin trabajó con Dubinsky, de 60 años, quien era jefe de inteligencia en la región, y el BUK se transportó al campo agrícola ucraniano y se devolvió a Rusia bajo su autoridad. Desempeñó un papel de “guía”, pero dejó las tareas a sus subordinados, concluyó la corte.
El ucraniano Kharchenko, de 50 años, era comandante de un grupo de combate de rebeldes, y estaba a las órdenes de Dubinsky. Escoltó y supervisó el lanzamisiles, y su papel fue “fundamental” para el derribo, lo que le convierte en coautor de asesinato.
Oleg Pulátov, de 56 años, fue el único de los cuatro que no fue juzgado en “rebeldía”, aunque nunca se personó ante el tribunal, y sólo envió un equipo de abogados para su defensa. Actuaba como jefe adjunto del servicio de inteligencia de los rebeldes en Donetsk.
El tribunal de los Países Bajos consideró que Pulátov estaba al tanto del despliegue del lanzamisiles, lo vio, pero no estaba presente cuando se disparó, y no influyó en el plan, por lo que fue absuelto al no poderse determinar su responsabilidad penal.
La Corte de los Países Bajos explicó que, en el momento del derribo, Rusia tenía control general sobre las fuerzas rebeldes de la autoproclamada RPD, que había contactos constantes entre las dos partes como demuestran conversaciones interceptadas, y que ya la situación en la zona era, desde mayo de 2014, un “conflicto armado internacional”.
“Varios líderes tenían nacionalidad rusa y antecedentes en las fuerzas armadas rusas”, señaló el presidente del tribunal Hendrik Steenhuis, quien subrayó que otros líderes en la RPD tenían una estrecha relación con Rusia y hablaban de “Moscú” o “el Kremlin” en las conversaciones interceptadas por las autoridades ucranianas.
Esto indica, agregó, que había “una acción militar concertada” y que Moscú estaba involucrada en el conflicto y facilitó los combates en la zona, pero como Rusia niega su participación en el conflicto, y los acusados no se han declarado miembros de las fuerzas armadas rusas, entonces “no pueden ser considerados parte” del Ejército ruso.
“Por lo tanto, no tienen derecho a la inmunidad” que tendrían si fueran oficialmente combatientes en una situación de guerra, recordó Steenhuis.
El tribunal de los Países Bajos también concedió las indemnizaciones reclamadas por cerca de 300 familiares, con cantidades de hasta 50 mil euros por víctima, y en total serán más de 16 millones de euros que deberían pagar los tres condenados.
Al estar los acusados en paradero desconocido, el gobierno adelantará la indemnización otorgada, aunque solo cuando el veredicto sea definitivo, por lo que, en caso de apelación, se pospondrá el pago de las reclamaciones por daños y perjuicios. Las partes están aún estudiando la sentencia.
Steenhuis recordó que muchos familiares aún sobreviven a traumas graves por la pérdida de sus seres queridos. “Esta sentencia no puede llevarse el sufrimiento, pero el tribunal espera que la claridad sobre la cuestión de la culpabilidad pueda brindar algo de alivio a los familiares”, concluyó Steenhuis, antes de levantar la sesión.
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