Ucrania aseguró hoy haber reconquistado dos aldeas en la región de Donetsk, las primeras desde que lanzó su contraofensiva en tres sectores del frente, uno de los cuales se encuentra en la vecina Zaporiyia, donde aumenta la preocupación por la seguridad de la central nuclear tras la voladura de una presa y la intensificación de los combates en su cercanía.
“Los gloriosos soldados de la 68ª brigada (…) han liberado la localidad de Blahodatne”, en el frente sur de Donetsk, cerca de la frontera administrativa de Zaporiyia, indicó esta unidad en Facebook.
“Estamos viendo los primeros resultados de las acciones contraofensivas”, aseguró el portavoz de las Fuerzas de Defensa de la región de Tavria de Ucrania, Valeri Shershen.
Poco después el 7º batallón de una división de las Fuerzas de Defensa Territorial anunció la reconquista del pueblo de Neskuchne, en la misma provincia y a menos de 20 kilómetros de la vecina Zaporiyia, ocupada en un 80 % por las tropas rusas y uno de los grandes focos de la contraofensiva ucraniana.
Se trata de las primeras liberaciones de territorios ocupados desde el inicio de la ofensiva ucraniana hace una semana, y se produce un día después de que el presidente, Volodímir Zelenski, admitiera por primera vez que está en marcha la contraofensiva.
Aunque Kiev mantiene un silencio operativo sobre el alcance y la marcha de sus acciones ofensivas, por los partes diarios de guerra rusos se sabe que los combates más intensos se producen actualmente en la región de Zaporiyia en torno a Oríjiv y Lobkove.
Estas localidades están situadas a solo 110 y 83 kilómetros, respectivamente, de la ocupada ciudad de Energodar, donde se encuentra la planta nuclear de Zaporiyia.
“El aumento de las actividades militares en el área se suma a nuestras profundas preocupaciones sobre la seguridad de la planta de energía nuclear más grande de Europa”, dijo el director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi.
Rusia aseguró hoy de nuevo haber repelido todos los ataques en este sector, pero el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW) afirmó en su análisis diario que imágenes geolocalizadas “indican que las fuerzas ucranianas lograron avances localizados al suroeste y sureste de Oríjiv”.
Pero no son solo los combates en el frente que preocupan a Occidente, sino también la drástica reducción del nivel del agua en el embalse cercano a la central nuclear, esencial para su refrigeración.
El agua ha bajado desde los 17 metros que registraba antes de la rotura de la presa el pasado martes a 9.1 metros este domingo, según la empresa estatal ucraniana Ukrhydroenergo.
Las estimaciones de la planta, bajo ocupación rusa desde hace más de un año, eran hasta el pasado viernes que se podía bombear agua del embalse a la central hasta un nivel de 11 metros “o posiblemente menos”.
La empresa de energía nuclear de Ucrania, Energoatom, aseguró hoy que, “a pesar de que los ocupantes rusos volaron la presa de Kajovka -en territorio controlado por Rusia-, la situación permanece estable y bajo control”.
Ucrania afirma que aún si la planta pierde acceso al agua del embalse, puede refrigerarse con el agua del estanque de enfriamiento de la central, cuyo nivel se sitúa de forma estable en 16.67 metros.
El operador ruso de la central, creado tras la anexión de la región de Zaporiyia en septiembre pasado, aseguró hoy que “implementa todas las medidas para garantizar la seguridad de la planta, incluidas las relacionadas con el sistema de refrigeración”.
Este domingo buzos del Ministerio de Emergencias de Rusia efectuaron labores para garantizar un nivel adecuado de agua en el estanque.
Cinco de los seis reactores de la planta se encuentran en estado de “apagado en frío”, mientras que el último está, por ahora, en modo de “apagado en caliente” y proporcionando vapor.
“Incluso si no existe una amenaza a corto plazo, el desastre de la presa está causando nuevas e importantes dificultades para la central en un momento en que la situación de seguridad y protección nuclear ya es extremadamente frágil y potencialmente peligrosa durante el conflicto militar”, insistió Grossi.
El argentino viajará la próxima semana con un equipo reforzado a Zaporiyia, donde una misión permanente del organismo vigila la situación, tras visitar Kiev y presentar al presidente Volodímir Zelenski, su plan para determinar los efectos del desastre sobre el agua potable, la salud y la gestión del suelo y el agua, y para evaluar la integridad de la infraestructura.
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