UE reduce dependencia del gas ruso tras la guerra con Ucrania

La Unión Europea redujo la dependencia del gas ruso tras la guerra con Ucrania; la ruta de exportación de gas de Rusia a Europa cerrará al finalizar este 2024, que es cuando expira un acuerdo de tránsito

En Año Nuevo, los suministros de gas ruso a Europa a través de Ucrania finalizarán, acabando así con el periodo de dominio de Moscú en el mercado de gas europeo. Por lo que la ruta de exportación de gas más antigua de Rusia a la comunidad europea cerrará al finalizar este 2024, que es cuando expira un acuerdo de tránsito de cinco años entre rusos y ucranianos.

Este martes, los datos del operador de tránsito de gas de Ucrania mostraron que Moscú no había solicitado ningún flujo de gas para el 1 de enero de 2025. La Unión Europea (UE) redujo su dependencia del gas ruso tras el estallido de la guerra en Ucrania en febrero de 2022, por lo que buscó fuentes alternativas.

Compradores de gas ruso, como Eslovaquia y Austria, acordaron suministros de otros proveedores y los analistas prevén un impacto mínimo en el mercado debido a la interrupción. Los precios de referencia del gas en Europa cerraron el martes en 48.50 euros por megavatio hora, una leve subida desde el comienzo de la jornada.

Gazprom, la empresa controlada por el Estado y el mayor exportador de gas del mundo, tuvo una pérdida de 7 mil millones de dólares tan solo en 2023, la primera anual desde 1999.

Aunque Europa ha encontrado fuentes de energía alternativas, la pérdida del gas ruso ha exacerbado la preocupación por la disminución de su competitividad global, particularmente sobre el futuro industrial de Alemania.

Cabe señalar que la mayoría de las rutas de gas ruso hacia Europa están cerradas, incluidas la Yamal-Europa a través de Bielorrusia y Nord Stream bajo el Báltico, que explotó en 2022.

Ucrania renunciará a unos 800 millones de dólares al año en cobros procedentes de Rusia, mientras que Gazprom perderá cerca de 5 mil millones de dólares en ventas de gas a Europa a través de Ucrania.

Con información de: El Economista

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