Gran Sorteo Especial. Cien premios de 20 millones de pesos cada uno, equivalente al valor del avión presidencial, es lo que consignará cada uno de los 6 millones de ‘cachitos’ para la rifa del 15 de septiembre. Es decir, que no, nadie va a ‘sacarse’ el lujoso avión y nadie tendrá que preocuparse por dónde guardar semejante armatoste… eso formará parte del anecdotario, los memes y el embrollo del presidente.
De lo que se trata el galimatías – que a estas alturas vaya usted a saber si fue por ignorancia, novatez o premeditación… porque ya todo puede suceder- lo señala claramente el boleto para la rifa: “Es una cooperación para equipos médicos y hospitales donde se atiende de manera gratuita a la gente pobre”… como si esa no fuera obligación del gobierno.
Sin embargo -¿casualmente?- la coperacha o ‘vaquita’ se da en medio de la crisis que generó la creación del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), por la desaparición del Seguro Popular; que ya sabemos: “ni era seguro, ni era popular”.
“Yo estoy seguro que todo mundo va a participar y va a ayudar, conozco bien los sentimientos de generosidad de nuestro pueblo y hasta la gente más humilde va a ahorrar”, anticipó López Obrador, ¡y cómo no!, si la adquisición de uno de estos boletos representa hoy una muestra de patriotismo.
“El que compre un número, un ‘cachito’, está ayudándonos a resolver los problemas que nos heredaron gobiernos faraónicos, tanto el que compró el avión como el que lo aceptó y lo utilizó”, dijo también… aunque la rifa nada tenga ya qué ver con el “machuchón” TP-01.
Cómo no evocar en este momento la respuesta del pueblo bueno tras la expropiación petrolera decretada por Lázaro Cárdenas, que dejó al Gobierno de México una deuda que superaba sus posibilidades de pago…
“Pido a la nación entera un respaldo moral y material suficiente para llevar a cabo una resolución tan justificada, tan trascendente y tan indispensable”, pronunció el general, en el histórico discurso del 18 de marzo de 1938… y la respuesta no se hizo esperar.
“Todo sacrificio por la Patria es pequeño”, decía el comprobante que a cambio de todo tipo de aportaciones en dinero y en especie (incluso gallinas) recibió el Gobierno; y sí, ese pequeño trozo de papel enalteció la identidad y el orgullo nacionales de cada donante.
Hay quienes sostienen, sin embargo -como el investigador Omar Fabián González Salinas- que “la reacción positiva que la población tuvo hacia la expropiación petrolera fue promovida en gran medida por el gobierno mediante un hábil manejo de un discurso patriótico y una maquinaria propagandística que abarcó desde manifestaciones públicas, discursos, imágenes, rituales celebratorios, organizaciones de masas, e inclusive hasta la labor de profesores dentro y fuera de las escuelas…” (González, O. (2016) El discurso patriótico y el aparato propagandístico que sustentaron a la expropiación petrolera durante el cardenismo. Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México no. 52, p 90).
¿Le suena a usted conocido esto?… aunque -por supuesto- sin dejar de subrayar que hay de estadistas a… políticos.
El punto hoy, es que -como a lo largo de la historia- el pueblo bueno sigue pagando las corruptelas y bajezas de gobernantes de todos los partidos políticos que han llevado a un Fobaproa, a que los hospitales carezcan de lo mínimo indispensable… y a que se adquiera un avión que “no tiene ni Trump”.
En resumen -y parafraseando a Paco Ignacio Taibo, el director general del Fondo de Cultura Económica- mientras la exigencia de justicia y del no a la impunidad siguen durmiendo el sueño de los justos… otra vez, “nos la metieron doblada, camarada”.