¡Y llegó el día! ¡Hoy es el #9M… hoy es el #ParoNacional… hoy ni una mujer en las calles… ni una mujer en los trabajos… ni una niña en las escuelas… ni una joven en las universidades… ni una mujer de compras… hoy es #UnDíaSinNosotras…
Hoy es ese día que el presidente no tenía en mente… hoy es ese día que ─de haber podido─ habría arrancado del calendario gregoriano, vía ‘decretazo’…
Y tiene razón la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez, hoy es ese día en el que las mujeres sí estamos enojadas ─y estamos muy enojadas─ por las violencias que sufrimos; estamos muy enojadas por las violencias que sufrimos en la familia, en el centro de trabajo, en el ámbito laboral, en el ámbito privado; estamos muy enojadas por la violencia política, la violencia económica, la violencia intrafamiliar, la violencia en todos los ámbitos de nuesta vida privada y pública… por eso estamos enojadas.
Pero ella se equivoca al asegurar que no estamos enojadas con el Gobierno… se equivoca si cree que solo estamos enojadas por la violencia que seguimos sufriendo… se equivoca al asegurar que los movimientos son únicamente en contra de “estas violencias”, en contra de la estructura patriarcal y en contra del machismo.
La propia ONU en México, este 6 de marzo, hizo un llamado a escuchar las voces de las mujeres que claman igualdad y justicia en el país; y recordó que “para eliminar la violencia contra las mujeres y las niñas es fundamental garantizar el acceso a la justicia y el combate de la impunidad, con una perspectiva de género; y que ponga en el centro a las víctimas, a las sobrevivientes y a sus familias”.
Y que para lograrlo, dijo, “es indispensable una contundente actuación de las autoridades para terminar con la impunidad y eliminar los obstáculos que enfrentan las mujeres víctimas y sobrevivientes y sus familias para acceder a la justicia en México”… así es, de las ¡A-U-T-O-R-I-D-A-D-E-S!
Pero ante el clamor femenino, el presidente se ha quedado petrificado y se ha limitado a ─en una visión reduccionista─ utilizar el gastado recurso de acusar a los conservadores de todo cuanto sucede: “si tienen problemas con nosotros, que no se disfracen de feministas porque eso es hasta inmoral”.
O a recurrir a simples baladronadas: “Decirles a las feministas, con todo respeto, que no nos pinten las puertas, paredes. Estamos trabajando para que no haya feminicidios. No somos simuladores y no esperen que nosotros actuemos como represores, no nos confundan. Sabemos, porque llevamos años luchando, cómo sacarle la vuelta a la provocación”.
La ministra en retiro engaña también al declarar que López Obrador es un hombre que entiende el feminismo, que su gobierno escucha las demandas y pone atención a los reclamos de las mujeres.
No, no lo entiende; el propio mandatario miente cuando responde que es un “experto” ante la exigencia de que “el presidente esté empapado del tema de género, de género no de violencia generalizada”; como le aclaró en su cara, en una de las mañaneras, la activista y periodista Frida Guerrera.
…porque, de ser eso cierto, ¿cómo es que se atreve a responder a la periodista Isabel González ─cuando le demanda que intervenga, tras la declaración de un “colega” de que de todo corazón deseaba que recibiera un balazo─ con un exasperante “amor y paz”?, ¿cómo osa aseverar que él solo puede “hasta la instancia de conciliación y de abrazos”?
Así las cosas, ¡disculpe las molestias, Sr. Presidente, pero sí estamos enojadas con su Gobierno! ¡Estamos encorajinadas, porque aunque usted se asuma como “un humanista” ─ya no digamos un “feminista”─ solo es uno más de aquellos a los que Sor Juana Inés de la Cruz se dirigió en forma magistral a finales del siglo XVII: “Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis”…!