De un momento a otro se convirtió en el personaje más famoso del país, el que consume más tiempo aire y tinta en medios de prensa.
Al principio mostraba su placer por ser el vocero oficial. Hoy su rostro comienza a lucir cansado, por momentos desencajado y, aunque mantiene un semblante tranquilo, afable, a veces no puede ocultar su enojo y malestar con la prensa.
Hugo López-Gatell, subsecretario de Promoción de la Salud, lleva ya un mes hablando todos los días sobre la situación que este 31 de marzo se convirtió en alerta sanitaria por la pandemia del COVID-19.
Es un científico y es un profesional brillante. Habla con calma, explica con manzanitas y habla muy bien tanto a la prensa como cuando su mirada busca una cámara para hablarle a la sociedad.
Su responsabilidad ha sido mantener la calma social y dar la mayor cantidad de información para que no caigamos en la paranoia ni la histeria colectiva ante la pandemia que ha cobrado casi 50 mil vidas en el mundo.
López-Gatell ha sido insistente en su llamado a la sociedad a no creer en información falsa y no verificada y ha pedido un día sí y al otro también a la prensa que evite difundir datos y hechos que puedan generar desinformación. Por eso es un buen vocero.
Sin embargo, en la última semana se le nota cada vez más molesto con la prensa, sin que eso signifique que deje de responder.
Hay mensajes en plataformas socio digitales como Twitter y Facebook que intentan salir en defensa del subsecretario consentido del gabinete y reclaman a periodistas porque le hacen la misma pregunta tres, cinco, 10 veces y hay mensajes que hasta nos dicen “tontos” porque no entendemos las respuestas.
En verdad que el subsecretario Hugo López-Gatell, a quien ya quieren ponerle el prefijo de “presidenciable”, es un excelente vocero y explica las cosas con mucha claridad.
La responsabilidad de ser vocero significa precisamente eso: dar la información porque es su obligación y porque es un derecho de la sociedad recibir esa información, especialmente en tiempos de crisis como la que vivimos.
Lo que quizá no sepa el funcionario y muchos sectores de la sociedad es que el periodismo es así de jodón.
Podemos, queremos y tenemos el derecho de preguntar tantas veces como sea necesario, así sea la misma pregunta hecha por diferentes colegas.
La responsabilidad de un funcionario que asume el papel de vocero es contestar siempre a las preguntas, aunque todas sean las mismas y aunque no le guste.
Debería enviar información adicional a cada periodista y no solo la presentación que hacen cada tarde-noche.
Y eso no significa que cada periodista deje de hacer su trabajo de verificación de información y búsqueda de otras fuentes.
Lo que sí es que la mayor frustración del subsecretario quizá sea que, pese a que todos los días insiste en su llamado a “quedarse en casa”, es el propio presidente quien no le hace caso.
PD. Señor presidente, lamentable que no se haya pronunciado por el reciente asesinato de una colega periodista en Veracruz, pero más lamentable aún que sea incapaz de cumplir su promesa de campaña de que resolvería todos los casos de asesinatos de periodistas en México, que tan solo en su administración suman 14.
*Periodista, autor del “Manual de Autoprotección para Periodistas” y de la “Guía de buenas prácticas para la cobertura informativa sobre violencia”.
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