Siempre habrá circunstancias en la vida por las que tengamos necesidad de hablar con otras personas, pero que llegado el momento, las palabras no salen. Sí, es difícil hablar de lo que nos pasa, porque nos lo han prohibido o porque no tenemos el atrevimiento de hacerlo. Pero, si callar-te duele… busca ayuda.
Los psicólogos estamos capacitados especialmente para ayudarte a escuchar lo que emocionalmente te hace sentir malestar. Los servicios profesionales te ayudarán a lidiar con tus problemas de manera efectiva, para que puedas tener una vida más sana y feliz. Los psicólogos aplicamos e interpretamos pruebas psicológicas; ayudamos a entender y resolver problemas psicológicos, como la depresión, la ansiedad, el abuso de drogas y los problemas de pareja. Podemos brindar tratamiento a individuos (adultos y niños), parejas, familias, grupos y organizaciones, además de que formamos parte del Equipo de Salud en un hospital, aunque no tenemos autorización para recetar medicamentos.
Los Colegios de Profesionistas buscan garantizar el control de la calidad de los servicios psicológicos, al requerir que los profesionales cubran programas de capacitación y actualización profesional, membresía a un colegio o asociación gremial, a obtener una habilitación o certificación profesional.
Si has decidido hacer uso de los servicios de un psicólogo, recuerda que tienes derecho a:
– solicitar y recibir información sobre su capacidad y formación profesional (especialidad o posgrado), sobre su participación en asociaciones profesionales y sus limitaciones para no atender determinados casos;
– saber cuánta experiencia tiene en tratar problemas similares al tuyo;
– verificar que posee título y cédula profesional;
– preguntar sobre sus honorarios, formas de pago, duración de las sesiones y el tiempo estimado de tratamiento;
– recibir información sobre el plan y estrategias de tratamiento que utilizará;
– disfrutar de un ambiente seguro, cordial, respetuoso, confidencial y libre de abusos;
– no ser involucrado en ninguna relación amorosa o sexual, negociación comercial, ni promoción de servicios, así como contar con un expediente clínico;
– solicitar un resumen de tu historial, incluyendo el plan de tratamiento;
– denunciar conducta no profesional o poco ética ante un órgano colegiado; y
– no recibir tratamientos de tipo alternativo, homeopático, masajes, lectura de cartas o remedios para atender otras enfermedades, pues no corresponden a la ciencia de la psicología.
Es importante que elijas a la psicóloga o psicólogo adecuado para sus necesidades. Primero, trata de ubicar quién necesita ayuda. Segundo, considera la problemática a atender. Después, pide recomendaciones a amigos o parientes. Al consultar directorios, revistas, folletos comerciales, sitios de Internet, confirma que en el aviso publicitario esté anotada su Cédula Profesional. Cuando tengas una lista de posibles candidatos, pregúntate si hay características en ellos que te pueden hacer sentir confianza. Haz contacto.
En la primera sesión, reunirá información sobre tu persona, de tus relaciones familiares, la problemática que manifiestas y el cómo te provoca inconvenientes a tu vida cotidiana. Esto ayuda a determinar qué estrategias terapéuticas se seguirán y se definirán objetivos. En este proceso, puedes aprender nuevas destrezas para resolver problemas o lidiar con ellos; aumentar la comprensión y la confianza en ti mismo; explorar tus patrones de vida y entender la manera en que el entorno y tus experiencias influyen. A medida que los asuntos o los sentimientos (tanto positivos como negativos) surjan durante las sesiones, los podrás compartir con quien te atiende.
* Presidente del Colegio Estatal de Psicólogos de Querétaro, AC
