Hace años, cuando buscamos el nombre temático del próximo Congreso Nacional de la Fenapsime, hacía la propuesta de trabajar sobre los grandes cambios que se avecinaban y que marcarían nuevos escenarios sociales y de intervención psicológica. En México, la probable elección de Andrés Manuel López Obrador como presidente de la República, personaje incómodo para muchos grupos sociales pero reconocido por sus ideas que rompen reglas de la política tradicional y por su tenacidad para mantener una campaña durante tanto tiempo, era la señal de un evento disruptivo en el país y que coincidía con la transformación en el mundo empresarial y del trabajo en todo el mundo.
Los cambios drásticos en las grandes y pequeñas empresas, en la tecnología doméstica, en los modelos de educación y en el perfil social de los ciudadanos, sobre todo de los jóvenes, auguraban problemas en los que los psicólogos y psicólogas trabajaríamos.
Sin embargo, no hubo coincidencia en el gremio y, además, no parecía un concepto taquillero. En el mundo de la psicología hay temas que atraen no solo a los futuros profesionistas, sino también al público en general. Por ejemplo, hablar de problemas sexuales y amorosos en la pareja resulta más interesante que conocer técnicas de control a la hora de comer o dormir. Del amor nunca llegaremos a aceptar por qué hay personas que queremos y ellas no nos quieren, pero pagamos por encontrar la “pócima secreta del amor”; mientras que el seguir un estilo saludable de alimentación es un asunto que puede esperar… unos años más.
Aprender de los sucesos o de las personas con características disruptivas es una oportunidad para realizar grandes aportes a la psicología. Esto está sucediendo con la pandemia de la Covid-19, pues las autoridades de salud, políticos, gobernantes y profesionales de la salud física y mental lo estamos viviendo de forma diferente a cualquier otro problema o enfermedad. Sí, ha sido innovador, nos ha cuestionado, hemos cambiado modelos de intervención, ha marcado nuevas tendencias sociales y económicas y ofrece nuevas oportunidades para cambiar social e individualmente.
Habrá quienes no tengan las capacidades para mantenerse en este proceso disruptivo. Su falta de creatividad, paciencia e iniciativa transformadora los hará rezagarse en sus propósitos de vida. Tomarán actitudes de molestia y amargura ante las demás personas asertivas que las verán como un problema social. Y sí, las personas disruptivas son generadoras de conflictos en su entorno, pero se benefician de estas condiciones sociales.
Si usted no puede lidiar con las personas que no cumplen con lo establecido, que son antagónicas, y las considera tóxicas, observe en qué se benefician ellas con su disrupción. Si usted está viviendo un momento de crisis, deténgase un momento y observe el escenario, quizá pueda aprender algo de ella para no quedar atrapada y así poder salir adelante.
Línea telefónica para solicitar una atención psicológica, sin costo, por los efectos del confinamiento: 442-186-5929.
* Presidente del Colegio Estatal de Psicólogos de Querétaro, AC
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