Las labores de los políticos y los periodistas están entrelazadas… es una relación simbiótica; ambos interactúan como organismos de especies diferentes, para beneficiarse mutuamente… se necesitan unos a otros. El contacto de la clase política con los periodistas es pues parte de la rutina cotidiana, y viceversa.
Hace ya varios años, en una plática dirigida a reporteros, un afamado periodista -al ser cuestionado sobre cómo debe ser la relación con quienes ostentan el poder- respondió en forma contundente: “Tan cercana como para saber cómo piensan… pero tan lejana como para no convertirte en su cómplice”.
“La naturaleza de los intercambios que se dan entre ambos ámbitos, y las consecuencias de los mismos, son fundamentales para la conformación y funcionamiento de la esfera pública central”, advierte el académico Andreu Casero Ripollés (“Modelos de relación entre periodistas y políticos: La perspectiva de la negociación constante”, 2008); quien describe cinco modelos de relación entre estos dos sectores: adversarial, colateral, de la competición, del intercambio y de la negociación constante.
En el primero, el periodista asume una actitud fiscalizadora de la actualización política; hay rivalidad, enfrentamiento y desconfianza mutua, explica. En el colateral, los periodistas son prácticamente voceros de las ideas de políticos y partidos… es un “periodismo complaciente”, describe.
El tercero se caracteriza porque los dos buscan legitimarse y ocupar el espacio público: “ambos ámbitos pugnan por controlar la definición de los problemas políticos que afectan a la ciudadanía y de las percepciones públicas a ellos asociadas”; en el modelo de intercambio “se instaura una colaboración táctica a largo plazo, orientada a la obtención de beneficios para ambas partes”.
En la negociación constante, cada sector conserva algo de independencia; no se subordinan uno a otro, “Las transacciones entre ambos actores pueden asumir diferentes formas que van desde el enfrentamiento a la cooperación. La coincidencia o divergencia entre objetivos y estrategias de unos y otros determina la naturaleza de la interacción”, describe Casero Ripollés.
Encontrar ejemplos de cada modelo en México no resulta algo complicado. En los ámbitos locales (estados y municipios) puede apreciarse cómo prevalecen básicamente los patrones colateral y de intercambio; a nivel federal, hay una mezcla de todos.
Sin embargo, llama la atención -lo que podría embonar en el modelo de intercambio- el surgimiento de “periodistas” que en vez de ejercer su labor, acuden a la mañanera del presidente como “gestores”, por decirlo de una manera sutil… He aquí algunos ejemplos de intervenciones de estos “facilitadores”:
“Hicimos el compromiso de empezar a visitar los consulados para apoyarlos (migrantes) en los trámites y sobre todo demostrar que las casas del plan de Infonavit no era solamente un cuento y que se iba a cumplir. Lo que le pido, presidente, es que nos apoye para que Relaciones Exteriores nos ayude para poder coordinar las visitas a los consulados”.
“Presidente, el pasado martes 2 de abril, aquí en la mañanera, yo denuncié los actos de corrupción del alcalde Billy Chapman, en los Mochis, usted nos ofreció el respaldo que nos atendería el Fiscal General de la República. Agradecerle, por cuestiones de agenda y de distancia, el día de hoy a las 12:00 me atienden y interpondré una denuncia”.
“En agosto del 2015 despojaron de un terreno a la UNAM (…) mi pregunta, presidente, es: ¿se le puede apoyar a la UNAM para que se le devuelva este terreno? Y si me permite también le traigo las escrituras, las apócrifas y las originales que le entregó el Fovissste a la UNAM para que las pueda cotejar y se le pueda apoyar”.
“Presidente, estos empresarios que están comprometidos con el desarrollo de México y que siguen con la intención de invertir su dinero para generar empleos en nuestro país piden, solicitan que intervenga usted para que se desbloqueen sus dineros, pero sin moche y de paso el banco español Santander ya no se preste a enjuagues de corrupción como este caso”.
Así las cosas ¿cuál es entonces la función de un periodista? ¿escribir, informar, investigar o “gestionar”?, ¿traficar influencias?, ¿a cambio de qué?… Preguntas que quedan en el aire…