¡Ojalá ya acabe este atroz 2020, que permanecerá plasmado en nuestro subconsciente por todo lo que nos ha quitado… por el desasosiego en el que nos ha hundido… por la vulnerabilidad en la que nos ha colocado y por la incertidumbre en la que nos ha envuelto!
Este tremendo año será recordado por la pandemia, la crisis económica, la descomposición social, el discurso de odio y la polarización… y, de pilón, porque se llevó al maravilloso Joaquín Salvador Lavado Tejón -Quino- cuyo pensamiento, curiosamente, nos permite desenmarañar este caos, que se resume en el grito desesperado de la entrañable Mafalda: “Papá, ¿podrías explicarme por qué funciona tan mal la humanidad?”.
El COVID-19 ha sido insuficiente para debilitar la ira, el encono, la intolerancia, el fanatismo, la imposición, el egoísmo, la ingratitud, el individualismo y la ambición que prevalecen en la sociedad, en todos los niveles… “¿Y no será que en este mundo hay cada vez más gente y menos personas?”.
El virus SARS-CoV-2 ha afectado a más de 34 millones de personas en el planeta y ha matado a más de un millón… pero no ha detenido la hostilidad entre hombres contra mujeres, hombres contra hombres, mujeres contra mujeres, adultos contra niños, niños contra adultos, gobernantes contra sociedad civil, gobernantes contra gobernantes, gobernantes contra partidos políticos, partidos contra partidos, creyentes contra no creyentes, vecinos contra vecinos, amigos contra amigos, hermanos contra hermanas y hermanos, hermanas contra hermanos y hermanas, esposos contra esposas, esposas contra esposos, padres contra hijos e hijos contra padres…“Ya que amarnos los unos a los otros no resulta, ¿por qué no probamos amarlos los otros a los unos?”
Y sí, “Lo peor es que el empeoramiento empieza a empeorar”; y en lugar de haber más Mafaldas tratando de convencer a sus semejantes de que “Lo ideal sería tener el corazón en la cabeza y el cerebro en el pecho. Así pensaríamos con amor y amaríamos con sabiduría”, hay más Susanitas cuya filososfía de vida se basa en principios muy concretos: 1) “Amo a la Humanidad, lo que me revienta es la gente”, 2) “Sé que mis derechos terminan donde comienzan los de los demás ¿Pero es mi culpa que los de los demás empiecen TAN lejos?”, 3) “No es cuestión de herir susceptibilidades, sino de matarlas” y 4)“No hay mejor cosa que terminar de acostumbrarse a que todo anda mal, para empezar a ser feliz”.
Los meses han transcurrido con lentitud, entre el confinamiento de quienes han permanecido en sus casas y el desafío de los incrédulos; en medio de una fractura social que se agrava cada vez más, porque “Como siempre: lo urgente no deja tiempo para lo importante”.
Por eso urge que acabe ya este año, quien quite y el próximo nos traiga algo mejor; quien quite y la humanidad aún tenga remedio, aunque “Lo malo de la gran familia humana es que todos quieren ser el padre”; quien quite y entonces entendamos que “Al fin de cuentas la Humanidad no es nada más que un sándwich de carne entre el Cielo y la Tierra… y si no, “Ya que es tanto lío cambiar las estructuras… ¿no se podrá por lo menos darles una pintadita? ¿o ni eso?”
Mientras tanto, sigamos disfrutando y aprendiendo de las historietas creadas por Quino; mantengamos vivo su legado… y hagámoslo con humor: “¿Y Dios habrá patentado esta idea del manicomio redondo?”.
De lo contrario, su vaticinio de “Al final, ¿cómo es el asunto? ¿uno va llevando su vida adelante, o la vida se lo lleva por delante a uno?” pasará -trágicamente- del papel a la realidad.