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septiembre 19, 2024

Es momento de incorporar nuevos hábitos (parte 2)

Muchos leímos en su momento el libro “Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva”, en el que Stephen Covey nos invitaba a forjar el carácter a través de acciones enfocadas a convertirnos en mejores personas. Este popular autor partía de la siguiente premisa: quien siembra un pensamiento, cosecha una acción; quien siembra una acción, cosecha un hábito; quien siembra un hábito, cosecha su carácter; quien siembra su carácter, cosecha su destino.
Para Covey, los hábitos de efectividad constituyen, pues, los fundamentos del carácter y se convierten en una plataforma desde la cual los individuos refuerzan su capacidad de resolver sus problemas de manera efectiva, maximizando de esta manera las oportunidades que les presenta la vida.
El primero de los hábitos efectivos es el de la proactividad, que nos faculta a responder a los retos cotidianos de acuerdo con nuestros principios y valores, para convertirnos en dueños de nuestro propio destino, pues nos concede la libertad de emprender nuevos logros. El segundo es el del liderazgo personal y parte de la idea de que debemos desarrollar una visión que nos guíe hacia aquello que nos resulte significativo para generar un sentido de vida. El tercero es el de la administración personal, que nos permite priorizar lo importante sobre lo urgente, siguiendo el dictado de que lo primero es lo primero, con el propósito de convertir en realidad nuestra visión.
El cuarto hábito de la gente que se sabe efectiva es el del beneficio mutuo y consiste en poner en práctica la consigna de ganar-ganar, es decir, actuar en favor del otro sabiendo que este nos retribuirá en consecuencia. El quinto es el de la comunicación efectiva y su objetivo es el de desarrollar relaciones sanas que nos posibiliten el ganar-ganar. El sexto es el de la interdependencia y tiene como meta aprender a trabajar en equipo para crear una sinergia que nos permita generar ideas conjuntas para maximizar resultados. El séptimo –y último– es el de la mejora continua: consiste en salir del barullo cotidiano y concedernos espacios para “afilar la sierra”, con el fin de renovarnos física, mental y espiritualmente.
Una variante de los hábitos efectivos de Covey son los llamados hábitos inteligentes, definidos por Isaac Robledo como aquellas acciones que podemos realizar con regularidad para desarrollar la mente y el intelecto. En su libro “Guía de hábitos inteligentes” propone una serie de rutinas para llevarlos a la práctica. Por ejemplo, si nos proponemos aprender algo nuevo todos los días, podemos hacerlo mediante prácticas como las siguientes: escuchar podcasts informativos, incorporar nuevas palabras a nuestro vocabulario, aprender un nuevo idioma o inscribirnos en un curso en línea.
Si deseamos ejercitar el cerebro, recomienda resolver problemas utilizando el pensamiento crítico, habituarnos a observar los detalles del entorno y cambiar las rutinas para obligarnos a hacer las cosas de manera diferente. Y si lo que nos proponemos es desarrollar hábitos de vida útiles, Robledo sugiere establecer la meta principal del día o anotar en una libreta las ideas que se nos vayan ocurriendo en el transcurso de la jornada.
En la siguiente entrega te compartiré, lector/lectora, otras estrategias para desarrollar nuevos hábitos, aprovechando los vientos de renovación y cambio que nos trae este nuevo año.

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