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No me he contagiado

Nunca está de más informar sobre cuáles son las medidas de protección que debemos asumir para evitar un contagio de Sars-CoV-2 y no padecer la enfermedad de Covid-19. La cantidad de personas contagiadas y de las que han fallecido por esta causa, generan diversas emociones que hacen crecer la pandemia de salud mental. Son ahora, por ello, muy frecuentes las historias de cómo personas y familias enteras se contagiaron y terminaron con secuelas o nulas complicaciones, generando una probable inmunidad a la enfermedad. Parece claro por qué una persona se contagia, pero sigue siendo un misterio el que algunas no lleguemos a contagiarnos a pesar de estar frente a una persona enferma.
Hay pocos estudios científicos que sugieren que la respuesta inmunológica de algunos seres humanos que se han expuesto al virus podría tener algunas similitudes con el patógeno vírico o que han generado una inmunidad a la enfermedad gracias a la presencia de células T en su organismo. Las células T (linfocito T y timocito) se forman a partir de células madre en la médula ósea, ayudan a proteger el cuerpo de las infecciones y hasta podrían ayudar a combatir el cáncer. Se dice que cuando se reactivan las células T, el sistema inmune podría haber tenido alguna experiencia previa en la lucha contra una infección similar y puede usar ese recuerdo para ayudar a combatir una nueva infección. Los expertos le llaman “reactividad cruzada” y surge debido a coronavirus convencionales adquiridos previamente que causan los resfriados comunes, que usted y yo hemos padecido en algún momento del año.
Como ustedes saben, no todo es causa y efecto directo. No sería correcto decir que “todos estamos expuestos a contagiarnos del coronavirus, tarde o temprano”, pues cuando existe la exposición al virus, ya sea porque cuidamos a un familiar o paciente infectado o estamos en un ambiente de riesgo, hay personas que no resultan contagiadas. Algunos dicen que es cuestión de suerte (mala o buena), pues algunas personas enfermas, con patologías previas lo superan y otras personas fallecen a pesar de tomar todas las medidas de protección.
Yo no me he contagiado hasta el momento. ¿Tiene que ver con mi genética?, ¿mi condición inmunológica?, ¿los cuidados que tomo?, ¿ha sido suerte?, ¿o es mi profesión?
A mi edad ya cargo algunos padecimientos y eso implica no tener una salud al 100 por ciento. Presento gripa tres veces al año y el estrés laboral me aleja de una mejor alimentación y de los gimnasios. Tengo antecedentes de haber estado en una unidad de cuidados intensivos y recibido 14 unidades de sangre (aunque logré conservar mi sangre azul). Desde comienzos de la pandemia tomé las debidas precauciones como el lavar manos, utilizar gel, cambiar de ropa al llegar a casa, sanitizar el dinero, las llaves, el periódico, las manijas de la puerta, entre muchas cosas más. Solo por vacaciones dejé de laborar en el hospital del IMSS y comencé a utilizar transporte privado. Total, mantenía sana distancia con amistades y familiares. Las entrevistas en consultorio tenían una carga del temor constante y caían en la exageración. En una ocasión, al explicar la técnica de respiración profunda a un paciente hospitalizado, yo con cubrebocas y careta, sentí cómo el aire de su exhalación entraba a mi cara por los costados. Luego de dos días de una consulta presencial a una médico, me llama para comunicarme que había dado positivo a Covid-19, yo, sin presentar síntomas, la atendía ocasionalmente por teléfono. Una paciente me reportó que estuvo con su novio, en la intimidad, y que dos días previos a su consulta le dieron resultado positivo a él porque ya se sentía mal el fin de semana anterior. Le indique la necesidad de que ella se realizara la prueba y me notificó al mes de su siguiente consulta que había dado positivo.
He realizado dos pruebas de detección a mi cuerpo y han salido negativas. Como muchas personas, caí en la desidia y dejé muchas medidas de protección. No he asistido a fiestas, pero he estado en pequeñas reuniones de trabajo. He abrazado a un par de familiares y amistades. He dejado los cuidados extremos, el temor, pero trato de actuar con asertividad y confianza al saber que ya he sido vacunado.
Dicen que el personal médico de primer contacto es el más expuesto al contagio, por eso requiere ser vacunado, sin embargo, las exposiciones de riesgo las tenemos todo el equipo de salud que labora en espacios públicos y privados. No es suficiente hacerse la prueba cada vez que se presenten situaciones de riesgo. Quizás la ciencia nos indique cómo determinar si contamos con esa valiosa respuesta inmunológica ante el contagio. No es muy agradable depender de esa frase muy de moda ahora: “Cuando te toca, ni aunque te quites, y cuando no te toca, aunque te pongas”.

* Presidente del Colegio Estatal de Psicólogos de Querétaro, AC y psicólogo clínico adscrito al Hospital General del IMSS-Querétaro.

Juan Carlos García Ramos

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