Emocionalmente hablando, el prolongado encierro de la pandemia nos afectó a los queretanos de tres maneras distintas: disminuyó nuestra vitalidad, nos robó la paz interior e hizo mella en nuestros niveles de felicidad. Estos son, por lo menos, los resultados de una encuesta que Camelia Lamadrid, Gabriel Vidal y un servidor, profesores del Centro Universitario CEICKOR, aplicamos a su cuerpo estudiantil y docente en enero pasado. Administramos la misma encuesta al personal de una empresa del sector financiero en Coahuila, con resultados similares.
En particular, los encuestados reportaron que su nivel de energía era menos intenso y elevado que antes de la pandemia, que su paz y tranquilidad habían disminuido, y que su nivel de felicidad y satisfacción era también menor. Sin embargo, en otras variables dijeron sentirse bien en términos generales: autoestima, resiliencia, calidad de las relaciones interpersonales, optimismo y sentido de dirección en la vida.
Como reportaba en este espacio la semana pasada, investigaciones realizadas durante el periodo de confinamiento de la pandemia revelan que los niveles de ansiedad y depresión aumentaron en diversos sectores de la población mundial.
El recuento de los daños es extenso. En los meses de confinamiento se alteraron también nuestros patrones de sueño. La revista académica “Sleep Health” da cuenta de un estudio realizado con sujetos de 59 países, conducido por la Dra. Dilara Yuskel y un equipo de investigadores de la salud. Una tercera parte de las personas reportó que se iban a dormir más tarde y que se despertaban mucho más tarde de lo habitual; adicionalmente, uno de cada cuatro dijo tener problemas para conciliar el sueño.
Por otro lado, según datos dados a conocer esta semana por Célida Duque Molina, funcionaria del IMSS, cada mexicano subió, en promedio, cuatro kilogramos de peso durante la etapa de confinamiento. Esta información va en línea con la publicación académica “Pediatrics”, la cual señala que el índice de obesidad se disparó en el sector infantil en el mismo periodo, sobre todo en los pequeños de entre cinco y nueve años.
Los pequeños también han resultado afectados en el deterioro de su visión ocular. El diario español “El País” reporta un aumento en los índices de miopía infantil. Esto sucede debido a que si los niños no salen al aire libre, sino que dejan de recibir la luz del sol, sus retinas dejan de producir dopamina, un neurotransmisor que ayuda a prevenir la miopía. La información, basada en un estudio difundido por la revista médica “The Lancet”, revela que la progresión de la miopía aumentó en un 40 por ciento en dicho sector poblacional.
Para finalizar, muchos hemos sufrido la pérdida de un ser querido, sucumbido al Covid-19. Como sabemos, es esta una de las experiencias más dolorosas que pueda experimentar un ser humano. El duelo, que suele durar semanas o meses, en algunos casos llega a extenderse por años. De ahí que la Organización Mundial de la Salud recientemente haya agregado el Trastorno por Duelo Prolongado (en inglés, “Prolonged Grief Disorder”) a su lista oficial de enfermedades. Si conoces a alguien que pudiera estar en este caso, sería conveniente canalizarlo hacia una ayuda profesional.
Durante el periodo de sede vacante, el cardenal camarlengo asumirá la administración temporal del Vaticano…
Trump anunció desde el balcón del Pórtico Sur que firmó una orden ejecutiva para colocar…
El papa Francisco, de nombre secular Jorge Mario Bergoglio, fue elegido jefe de la Iglesia…
Claudia Sheinbaum presentó la Ley Nacional de Simplificación y Digitalización, que busca reducir a la…
Este esquema considera la realización de auditorías periódicas para prevenir irregularidades y la creación de…
Ramsés Montoya Camarena, candidato a magistrado en materia administrativa y civil en Querétaro, consideró que…