Un individuo resiliente posee la capacidad de salir avante cuando sus circunstancias de vida le resultan adversas, ya que difícilmente se da por vencido. De acuerdo con Carole Pemberton, una ‘coach’ de negocios, estas personas no solo saben emerger victoriosas de sus retos, sino que cada vez se van volviendo más fuertes y sabias. Esto se debe a que han desarrollado las siguientes cualidades:
Creer en ti mismo (a). Se refiere a la confianza que tienes en tus propias acciones y tu capacidad para enfrentar aquello que se te presente en el camino. Pregúntate: ¿me hago cargo de las demandas que me exige la vida?, ¿me resulta fácil encontrar el camino cuando las cosas no son fáciles?
Elasticidad. Supone la habilidad para adaptarte a los cambios en tus circunstancias y tu disposición a salir de tu zona de comodidad cuando resulte necesario. Pregúntate: ¿soy flexible para adaptarme a todo lo que se necesite de mí?, ¿sé reconocer cuando debo desarrollar nuevas habilidades?
Sentido de propósito. Tener un sentido de propósito nos resulta de utilidad en los tiempos difíciles: nos permite darnos cuenta de aquello por lo que luchamos y por qué. Aprendemos a no darnos por vencidos cuando se nos complica la vida. La búsqueda de significado puede provenir de alguna meta en particular o de tus valores y creencias personales. Pregúntate: ¿tengo certeza de lo que es importante en mi vida?, ¿mis acciones están orientadas por mis metas a largo plazo?
Encontrar soluciones. Es la capacidad de trabajar con lo que hay y mostrarte creativo (a) para encontrar soluciones, aun cuando las opciones y recursos sean limitados. Pregúntate: ¿cambio de dirección cuando mi manera de hacer las cosas no está funcionando?, ¿hago uso de mi creatividad para salir adelante de mis predicamentos?
Apoyo. Se refiere al soporte emocional del que podemos echar mano para enfrentar nuestros retos cotidianos. Resulta de igual importancia saber ofrecer nuestro apoyo a otros, en reciprocidad. Pregúntate: ¿pido ayuda cuando la necesito?, ¿me doy cuenta cuando otros requieren de mi apoyo?
Proactividad. El cambio y la incertidumbre pueden ocasionarnos bloqueos si nos quedamos cruzados de brazos simplemente esperando a que las cosas sucedan. Ser proactivos significa emprender acciones para mejorar o resolver la situación actual. Pregúntate: ¿tomo decisiones en el momento en que debo tomarlas?, ¿poseo la iniciativa para hacerme cargo de mis retos?
Control emocional. Cuando estamos bajo presión, las emociones tienden a dispararse, enturbiando así nuestra manera de ver al mundo y a nosotros mismos. Si eres capaz de gestionar tus emociones, ubicarás tus problemas en su dimensión real, en vez de sentirte abrumado (a) por ellos. Pregúntate: ¿me doy cuenta cuando la presión diaria empieza a afectar mis resultados?, ¿soy capaz de prevenir el estrés?
Positividad realista. A diferencia del optimismo ciego, la positividad realista se da cuando enfrentamos la situación y aquilatamos nuestras fortalezas para preguntarnos: “¿Qué es lo mejor que podría hacer para salir de esta crisis?”. Pregúntate: ¿me atrevo a enfrentar la realidad cuando las cosas se complican?, ¿conservo el optimismo cuando las cosas no salen como quiero?
Bibliografía: Pemberton, C. (2015). “Resilience: A practical guide for coaches”. Nueva York: McGraw-Hill.
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