En una gran noticia para Querétaro, el pasado 4 de diciembre entraron en vigor el nuevo “Código ambiental del estado de Querétaro” y la “Ley para la prevención, gestión integral y economía circular de los residuos del estado de Querétaro”, a la que en un nombre más corto quizá podamos referirnos como Ley de economía circular. Por lo que sé, la emisión de estas leyes fue producto de un esfuerzo y trabajo de años por parte de nuestros legisladores y de distintos funcionarios del poder Ejecutivo, así como de integrantes de la sociedad civil. Así que, antes que nada, enhorabuena por ese logro.
Ahora, si se pregunta por qué es relevante la publicación de dos nuevas leyes ambientales, en un contexto en el que más que nuevas normas, lo que hace falta es que estas se cumplan, vale la pena destacar que estas disposiciones contienen importantes actualizaciones de obligaciones y principios que, funcionando correctamente y siendo debidamente aplicadas, acercan más al estado al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas. Y, por otro lado, también nos acercan más a aportar un granito de arena más grande en la lucha contra el cambio climático, que quizá sea el problema global más importante que estas generaciones enfrentaremos en los próximos años, más en un estado con cada vez más necesidades y con condiciones de estrés para el acceso a ciertos recursos naturales.
Vale la pena mencionar la valía del reconocimiento de la economía circular. El objetivo de nuestra regulación en materia de residuos ahora se centra en repensar nuestros modelos de producción, que a su vez implican repensar los procesos de vida de nuestros productos. Eso va desde la selección de los insumos y la materia prima que utilizamos, tomando en consideración las externalidades presentes en su producción, hasta el rediseño de las cadenas productivas para producir menos residuos y lograr reintegrar a la vida productiva aquellos que aún puedan servir o tener valor. Nuestra economía debe pasar de un modelo lineal de creación y desecho a un sistema de reintegración en el aprovechamiento de los recursos.
Otro aspecto destacable de estas nuevas leyes ambientales es el rol preponderante que se le reconoce a la Procuraduría Estatal de Protección al Medio Ambiente y el Desarrollo Urbano. Es una gran noticia que esta institución ambiental salga fortalecida, con atribuciones más claras y sólidas. Será muy importante que acompañado con estas reglas venga también el impulso que las instituciones muchas veces necesitan para hacer bien su trabajo, es decir, más presupuesto, más personal y mejor capacitado. Hoy como nunca, la defensa y la protección del medio ambiente son una inversión para el futuro de Querétaro, así que esperemos que no se hagan esperar los recursos que se necesitan para tener autoridades ambientales que nos ayuden a garantizar nuestros derechos humanos al medio ambiente, a la movilidad y a la ciudad.
*El autor es maestro en Derecho Ambiental y Políticas Públicas por la Universidad de Stanford, y socio en Ballesteros y Mureddu, S.C.