Buscar a una persona extraviada

Buscar personas extraviadas nunca ha sido sencillo. En los últimos años he recibido, en mis redes sociales, una gran cantidad de avisos de personas no localizadas por sus familiares y por las autoridades. Quiere decir que la ubicación de la persona es desconocida durante un tiempo determinado, no menor a 12 horas, que ya ha sido buscada por teléfono con sus familiares, en el lugar de trabajo o de estudios, o con amistades, y nada, no aparece. La persona extraviada puede ser un bebé, un menor de edad, una persona adulta o adulta mayor, con o sin alguna discapacidad o impedimento para notificar su ubicación.

En mi condición muy personal, solo es útil recibir dichas notificaciones para compartirlas, pues no tengo la actitud de mirar a las personas por la calle para compararlas con las imágenes publicadas y porque la información que tengo no me dice por dónde buscarlas o las condiciones de su desaparición.

En mi práctica profesional he atendido personas que han sido localizadas o familiares que sufren por una búsqueda de corto o largo tiempo. Algunas adolescentes han decidido, por voluntad propia, salir de casa por maltratos recibidos o viajar a otros lugares en plan de “aventura juvenil”, o han decidido vivir con la pareja que se ubica en un “presente incierto pero con un futuro promisorio”. Existen otras condiciones de desaparición de personas, lo que hace complejo abordar el tema desde lo general. Hago referencia a mi colaboración diagnóstica de las familias de migrantes de la sierra queretana desaparecidas en su ruta hacia los Estados Unidos.

La gran mayoría de los que recibimos los boletines de “Se busca” no actuamos ni sabemos cómo buscar a una persona no localizada, aunque actualmente muchas personas, más por desesperación que por formación, se consideran expertas investigadoras y médicos forenses.

Según los manuales de criminología y de las autoridades policiacas, cuando una persona mayor de edad se considera “no localizable”, tienen que pasar 72 horas; si no se ha recibido llamada para entregar rescate, se descarta la condición de secuestro. De acuerdo con la edad y género, se emite una “alerta de búsqueda”; tratándose de un menor, la respuesta de alerta es inmediata. De inicio, la búsqueda estaría a cargo de las autoridades, mientras que los familiares y personas preocupadas deberán trabajar con sus emociones disruptivas.

Existe en México la Comisión Nacional de Búsqueda, que realiza un registro nacional de personas desaparecidas o no localizadas y que ofrece orientación sobre las instancias y procedimientos para su reporte y búsqueda, aunque poco se orienta en cómo ayudar a la búsqueda y no se recibe la ayuda para contener las emociones e ideas desorganizadas que ocurren en esas condiciones.

Es importante dialogar con nuestros hijos y familiares sobre la manera de actuar en caso de secuestro, pérdida o desaparición; el permitir la intervención de las autoridades o instancias oficiales; evitar los medios de información o de personas que se aprovechan de la situación para extorsionar con información falsa; también, crear una participación social, honesta y solidaria, para conformar y entrenar grupos de búsqueda.

* Psicólogo clínico (UAQ), coordinador de área en Salud Mental y Psicológica de IXAYANA y psicólogo clínico adscrito al Hospital General Regional del IMSS-Querétaro. Ver otras colaboraciones de Saber de-mente.