El onceavo mandamiento: Quiérete a ti mismo (parte dos)

Tener en alta estima a una persona es uno de los mejores regalos que podemos concederle, pues es una forma de manifestar que la admiramos porque vemos cosas buenas en ella. La autoestima es exactamente lo mismo, solo que la mirada es hacia el tesoro refulgente de nuestro ser interior.

Se dice que no podemos dar lo que no tenemos, de manera tal que si alguien no goza de una alta autoestima, será difícil que pueda apreciar los múltiples dones propios y de quienes le rodean. Y si, de alguna manera pudiese hacerlo, es probable que lo hiciera con envidia, lamentándose de carecer de aquello que otros poseen. O tal vez vivirá en la mezquindad, entendida como el hábito de la pequeñez, trátese de amor o de reconocimiento.

En su libro “Enamórate de ti: el valor imprescindible de la autoestima”, Walter Riso plantea que el amor a uno mismo es un dique de contención contra el sufrimiento mental, así como un factor de protección en contra de las enfermedades del alma, por ser un generador de bienestar y calidad de vida. Por ello nos invita a llevar a la práctica los cuatro preceptos de la autoestima: quiérete a ti mismo (autoconcepto), evita lastimarte (autoimagen), celebra tus buenas acciones (autorreforzamiento) y confía en tus dotes, talentos y capacidades (autoeficacia).

Activar la autoestima es el primer paso hacia cualquier tipo de crecimiento psicológico y mejoramiento personal, ya que nos pone a salvo de la visión negativa de nosotros mismos. De lo contrario, esta última podría abrir una caja personal de Pandora, conformada por fobias, depresión, estrés, ansiedad, inseguridad interpersonal, problemas de pareja, bajo rendimiento académico y laboral, abuso de sustancias e incapacidad de regular las emociones, entre otras posibles consecuencias.

De acuerdo con Riso, una buena autoestima te permitirá incrementar las emociones positivas, que hacen las veces de cableado directo a la alegría y a las ganas de vivir. Una alta autoestima también te ayudará a alcanzar niveles de mayor eficiencia en las tareas que emprendes, ya que no te darás fácilmente por vencido y perseverarás en la consecución de tus metas, con el beneficio adicional de hacer que también te sientas competente y capaz. Contribuirá, además, a que puedas sostener una mejor relación con las demás personas, puesto que no requerirás de su aprobación, dado que tú serás el principal juez de tu conducta.

La alpinista española Edurne Pasban es un ejemplo viviente de las virtudes anteriores. No solo ha sido la primera mujer en escalar las 14 más altas montañas del mundo, sino que en diversos foros comparte su experiencia con otros para inspirarlos a cumplir exitosamente sus metas en la vida. En sus pláticas hace alusión a los cuatro ingredientes que dice llevar en su “mochila de vida”. Estos son: tener la ambición de llegar más lejos, querer hacer las cosas cada vez mejor, estar convencidos de que somos capaces de los más grandes logros y sentir una pasión intensa por lo que hacemos. En la siguiente entrega me referiré con más detalle a su admirable filosofía de vida.

Referencia bibliográfica: Riso, W. (2012). “Enamórate de ti: el valor imprescindible de la autoestima”. Estados Unidos: Océano.

El 11er. mandamiento: quiérete a ti mismo (parte uno)