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El onceavo mandamiento: quiérete a ti mismo (parte cuatro)

Te apuesto doble contra sencillo que una de las preguntas que difícilmente te harás cuando llegue el momento de decir adiós a este mundo será “¿Debería haberle puesto más cuidado a lo que los demás piensan de mí?”. Y, sin embargo, ¿por qué en nuestro acontecer diario nos preocupa tanto la aprobación de otros?

Luis de Góngora y Argote, a quien no le preocupaba quedar bien con nadie, condensó en una frase su filosofía de vida: “Ande yo caliente y ríase la gente”. ¡Y los expertos en materia de autoestima no podrían estar más de acuerdo! Es el caso del psicoterapeuta canadiense Nathaniel Branden, quien, en su libro “Los seis pilares de la autoestima”, argumenta que es perfectamente válido anteponer nuestras necesidades y deseos a los de los demás. Esto no quiere decir que no nos importen sus juicios, sino que nuestra felicidad no debería depender de su aprobación o rechazo.

De acuerdo con Branden, la autoeficacia y el respeto por el propio ser constituyen la esencia de la autoestima. “Autoeficacia -señala- significa confiar en mi habilidad para pensar, entender, aprender, elegir y tomar decisiones”. De ahí la necesidad de no traicionar nuestras inclinaciones e intereses. En cuanto al respeto por uno mismo, lo ejercemos usufructuando nuestro inalienable derecho a ser felices.

Los seis pilares de la autoestima son: autoconciencia, autoaceptación, autorresponsabilidad, asertividad y vivir con propósito e integridad personal. Branden los describe de esta manera:

AUTOCONCIENCIA. La conciencia es la manifestación suprema de la vida, pues surge de la capacidad de discernir nuestras acciones, propósitos, valores y metas. “Vivir conscientemente -señala el autor- va más allá de observar y conocer; supone actuar en función de lo que percibimos y sabemos”. La autoconciencia es, pues, el resultado de asumir el compromiso con las aspiraciones y motivos que me impulsan.

AUTOACEPTACIÓN. Aceptarme es “estar de mi lado” y no ceder al impulso de recriminarme inútilmente por no ser como quisiera. “Pensamos lo que pensamos, sentimos lo que sentimos, deseamos lo que deseamos y somos lo que somos”, explica Branden. De ahí la necesidad de aceptar y reconocer tu propio cuerpo, así como tus emociones, pensamientos, acciones y aspiraciones.

AUTORRESPONSABILIDAD. Si me quiero y me acepto como soy, me haré responsable de mis acciones, de la calidad de mis relaciones, de los valores que hago míos y de mi felicidad personal.

ASERTIVIDAD. Si valoro mi persona, no temeré preservar mi dignidad ni salir en defensa de mis mejores intereses. Por ello, Branden nos invita a no decir “sí” cuando queremos decir “no” y a no quedarnos callados cuando nuestro punto de vista no resulte del agrado de otros.

VIVIR CON PROPÓSITO. Para darle sentido a quienes somos, hemos de centrar nuestros esfuerzos en llevar a buen término las metas trazadas, sean estas ganarnos la vida haciendo lo que más nos gusta, rodearnos de las personas con quienes deseamos convivir o sacarle el mayor provecho a nuestras habilidades y talentos.

INTEGRIDAD PERSONAL. Actuar con integridad es saber ser congruente con nuestras creencias, convicciones e ideales de vida. Para ello, no vacilaré en marcar distancia de aquellos que los pongan en riesgo, y me aseguraré de cumplir mis promesas y admitir mis errores.

Fuente bibliográfica: Branden, N. (2018). Los seis pilares de la autoestima. Barcelona: Paidós.