Esta semana dos sucesos externos han llamado la atención de los medios en México. No es nuevo, en realidad sucede todo el tiempo.
El primer hecho fue cuando un individuo entró a un centro comercial en Copenhague, Dinamarca, y comenzó a disparar contra las personas que allí se encontraban. El otro suceso fue el enésimo ataque en Estados Unidos, ahora en una comunidad de Illinois, cerca de Chicago.
Estos dos sucesos fueron nota de portada en los medios impresos y digitales, y fueron notas relevantes en los noticiarios de radio y televisión.
Y digo que siempre pasa. Cada que hay un asesinato masivo en Estados Unidos, la nota y fotos están en portada. Lo mismo sucedió cuando, en Noruega, un joven llegó a disparar en un parque y asesinó a varias decenas de personas. Ya ni qué decir de los atentados en Londres, en París, en Madrid o en Nueva York.
Ver esta cobertura en los medios nacionales llama la atención, porque parece que la prensa nacional tiene perdidos sus estándares éticos y profesionales e intentaré explicar.
En nuestro país todos los días se registran hechos violentos y pocas veces ocupan las primeras planas; quizá porque no son asesinos solitarios que un día pierden la razón y la cargan contra inocentes.
El problema es que estos asesinatos masivos en México también son contra inocentes. Este 5 de julio de 2022, los impresos que circulan en la Ciudad de México difundieron el ataque en Illinois, pero no mencionaron ni por equivocación el asesinato de una familia entera (incluido un menor de edad) en el municipio de Boca del Río, Veracruz.
Por un lado, parece que minimizan lo que pasa en lo local y, por el otro, paradójicamente, nuestros medios son afectos a criminalizar y revictimizar a quienes sufren por la violencia en territorio nacional.
La prensa mexicana es afecta a reproducir las fotos de los altares de flores y fotos que en otras naciones siempre colocan en los sitios donde ocurrió un asesinato masivo, pero nunca hacen lo propio con los casos locales; al contrario, quieren meterse en primera fila en los funerales de las víctimas y hasta se indignan si no tienen una declaración de algún familiar o les niegan el acceso a los servicios fúnebres.
El problema de la prensa mexicana es que no cuenta con estándares mínimos para la cobertura de hechos de violencia ni desde la deontología ni con una visión de derechos humanos.
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*Periodista, autor del “Manual de Autoprotección para Periodistas” y de la “Guía de buenas prácticas para la cobertura informativa sobre violencia”. Conduce el programa “Periodismo hoy”, que se transmite los martes a las 13:00 h, por Radio Educación.