La semana pasada, la Policía de Investigación del Delito ─de la Fiscalía del estado─ y elementos de la Policía Estatal realizaron ¡13 cateos! para investigar delitos contra la salud, en varias comunidades de la Delegación Santa Rosa Jáuregui, en el municipio de Querétaro; el resultado: 7 personas detenidas, además fueron aseguradas 14 armas de fuego, más de 200 cartuchos útiles y droga… dos elementos resultaron lesionados por disparos.
Dos días antes, habían sido localizados los cuerpos de cuatro personas; el secretario de Seguridad Pública, Juan Luis Ferrusca, declaró que tenían antecedentes de riñas con personas de otra localidad.
Y refirió que en esta delegación han realizado 3 mil 700 patrullajes, con más de 500 remisiones al juzgado cívico; cerca de 300 personas detenidas y puestas a disposición de la Fiscalía; y han decomisado ocho armas de fuego, blancas y réplicas; además, de que han recuperado 140 vehículos.
“Este fin de semana tuvimos 33 detenidos en una noche”, declaró y anticipó que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) volverá a implementar la campaña de despistolización.
La violencia e inseguridad en esta zona de la capital queretana no es algo reciente; de hecho, hemos visto cómo la situación empeora al transcurrir los años.
El periodista e historiador Lauro Jiménez explicó que hasta finales del siglo pasado ─antes del establecimiento del Parque Industrial Querétaro, el desarrollo de Provincia Juriquilla y el florecimiento del comercio de carnitas─ Santa Rosa había crecido en un ambiente de paz y sana convivencia.
Pero tras los sismos del 85, arribaron familias que salieron de la Ciudad de México y de otras entidades; a partir de ahí, Santa Rosa comenzó a padecer problemas por la drogadicción, un tema que junto con el alcoholismo ─asegura─ hoy es sumamente grave porque afecta a niños y jóvenes : “Hay una gran cantidad de expendios de cerveza. Se dieron permisos para este tipo de establecimientos, entonces crece el alcoholismo, crece la drogadicción; y, por consecuencia, el pandillerismo. Y así comenzaron a focalizarse las colonias problemáticas en esta materia, tanto en la cabecera como en las comunidades”.
El problema se agravó ─dijo─ “porque en lugar de tomar acciones preventivas y para contrarrestar esta problemática, las autoridades empezaron a ser omisas. Hubo inacción por parte de los responsables de la seguridad, de la vigilancia; lo peor, es que ─ademas─ los habitantes comenzaron a ver que había complicidad; es decir, la gente detectaba dónde estaba la venta de droga, ubicaban a las personas y los domicilios… y la autoridad no actuó”.
Narró, asimismo, que ─además─ el territorio se vio cercado por grupos delictivos identificados en municipios de Guanajuato (los Apaseos, Celaya, San Miguel y San José Iturbide).
“Hoy la situación es verdaderamente preocupante, nuestros hijos y nuestros nietos no pueden salir por las noches a Santa Rosa porque no hay vigilancia. Quitaron la comandancia del edificio de la delegación municipal; no hay ninguna patrulla vigilando la cabecera, el centro; ha habido desatención. Las acciones han sido mínimas o no han tenido el impacto deseado (…) Hoy nos duele decirlo, no puede ocultarse ya: el tejido social está roto…” lamentó, y confirmó que tampoco hay presencia de la Guardia Nacional.
Lauro Jiménez explicó que hace dos años ─por el bicentenario de la instalación del primer ayuntamiento de Santa Rosa en 1820─ fue conformado un consejo ciudadano que decidió continuar y colaborar con las autoridades, ante la situación vivida en la zona.
El consejo recientemente se reunió con el delegado muncipal Alejandro Rodríguez, a quien externaron la necesidad de que ─en lo inmediato─ instalaran dos módulos de seguridad: en la plaza principal y en la colonia Las Rosas, ante los constantes robos, y expresaron la necesidad de eventos cívicos y culturales; así como pláticas de orientación a padres de familia.
En 2019, la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (UNODC) realizó, en el municipio de Querétaro, la primera Auditoría Local de Seguridad (ALS) en México.
Los principales desafíos en seguridad detectados en la auditoría, según el comunicado del organismo, fueron: “el consumo problemático de alcohol y drogas; los robos sin violencia y la violencia intrafamiliar; la temprana edad de las víctimas de homicidios, además de un incremento de lesiones causadas por armas de fuego”.
Cabría preguntarse ¿qué tanto han aplicado las recomendaciones de la UNODC en esta delegación, en donde la situación que prevalece requiere urgentemente la intervención de los tres órdenes de gobierno?
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