Cada vez son más los temas que incomodan al presidente de la República; de hecho, todo parece molestarle, en todo ve “politiquería” y campañas de desprestigio en su contra. Y, en lugar de sentarse a analizar las diferentes problemáticas y escuchar realmente a todas las partes involucradas ─como se supone haría un hombre de estado─, opta por hacer oídos sordos y comportarse como un tirano… su actitud le ha generado un cúmulo de conflictos por doquier, semana con semana, en todos los ámbitos y a todos los niveles.
Ahí está, por ejemplo, el recurrir a la artimaña de que las obras del Tren Maya sean de “seguridad nacional” para evadir resoluciones judiciales: “Se decidió que es un asunto de seguridad nacional y que no por los intereses de un grupo de corruptos y de seudoambientalistas vamos a detener una obra que es en beneficio del pueblo”.
Otro botón de muestra: responder en la mañanera a la petición oficial del Gobierno de Estados Unidos para iniciar consultas ─un mecanismo previsto en el tratado comercial de Norteamérica (T-MEC)─ porque considera que su política energética es discriminatoria hacia las empresas estadounidenses y favorecen a Pemex y a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), con ¡el canto de Chico Ché “Uy qué miedo, mira como estoy temblando”!.
Uno más: el haber callado como momia cuando le preguntaron sobre el homicidio de Erick Andrade ─el pasante de Medicina─ al interior de la clínica de El Salto, en Pueblo Nuevo, Durango, por parte de sujetos que llegaron al consultorio en busca de atención médica para personas que al parecer se encontraban en estado de intoxicación por drogas, y ceder la palabra al secretario de Salud; quien solo ató a decir que “no es aconsejable el que se suspenda ese proceso de formación tan importante que tienen los médicos jóvenes que están a punto de recibirse”, y “no podemos, igual que con los especialistas, igual con los médicos generales, dejar a un lado los sitios… más lejanos o que tengan condiciones no del todo seguras”.
Y es que el mandatario ─en lugar de tomar en cuenta las demandas de seguridad del gremio, en zonas alejadas y dominadas por el crimen organizado─ ha antepuesto su prejuicio de que se trata de conservadores que boicotean su proyecto de país: “También por la formación que recibieron. O sea, el neoliberalismo nos hizo muchísimo daño porque puso por delante lo material, el individualismo. Antes cuando menos se decía que había en el servidor público emoción social. Todo eso se acabó, no hay mística, no hay principios”.
… ¡Lo mismo sucede con el tema de seguridad, los feminicidios y los desaparecidos!.
Ello, porque López Obrador se percibe a sí mismo como infalible, no conoce la autocrítica ni la humildad; sus decisiones obedecen más a un criterio personal, que al marco jurídico que nos rige. Actúa en forma absolutamente discrecional.
Lo he comentado en este mismo espacio, en otros momentos: en la realidad del presidente solo existe y vale su visión… la de los otros, cuando no refleja la suya, solo cabe en el “Quién es quién en las mentiras” de su mañanera.
Y es precisamente por eso, que su mayor problema no son sus adversarios ─por cierto, frágiles, debilitados y blandengues─; su lucha constante no es en contra de sus opositores, sino de sí mismo.
El mayor boicot del que es víctima el presidente de la República es del propio Andrés Manuel; del López Obrador que se dice de izquierda, pero que actúa como conservador… al más puro estilo del presidencialismo del PRI, pero que ha acumulado más facultades metaconstitucionales que las descritas en su momento por Jorge Carpizo.
En el mundo paralelo en el que vive, sus consultas solo buscan “legitimar” su autoritarismo; él es el peso y el contrapeso; ahí, el tiempo transcurre como él decide; “¿Qué hora es? La que usted diga, señor Presidente (y literal, ¡eh!, ahí está su iniciativa para eliminar el horario de verano).
Así las cosas, AMLO tiene hoy un sinnúmero de frentes de batalla abiertos en todos los sectores… y de eso él es el reponsable, es él quien ha saboteado la 4T, es él quien ha obstaculizado las metas que él mismo se fijó y él solito se ha metido en todos los problemas en los que hoy está.