¡Válgame Dios! ¿A dónde vamos parar?; parafraseando a Marco Antonio Solís, el entrañable Buki. Ahora resulta que el diputado federal plurinominal de Morena, Manuel Alejandro Robles Gómez, presentó una iniciativa para hacer de la conferencia matutina del Presidente de la República “un mandato de Ley” -es decir que sea obligatoria “para toda persona que ejerza la Presidencia de la República”- pero que, además, esté plasmado ¡a nivel constitucional!
“La práctica obradorista de dar la cara todos los días será legado democrático para el pueblo de México”, argumenta el diputado; quien también propuso en septiembre de 2021 establecer como derechos de niñas, niños y adolescentes el derecho a la felicidad; así como adicionar el artículo 4° de la Constitución para que se reconozca a “la madre tierra o naturaleza como un sistema vivo, dinámico y único en el cual inicia, desarrolla y reproduce la vida”; e inscribir con letras de oro en el Muro de Honor del Salón de Sesiones del Palacio Legislativo de San Lázaro el nombre de Cuitláhuac… propuestas, todas turnadas a comisión, pero pendientes aún de resolver en el Pleno.
Según el comunicado de la Cámara de Diputados, el legislador propone una reforma al artículo 90 de la Carta Magna, con el objeto de “instituir” las conferencias de prensa matutinas como un acto de “rendición de cuentas y transparencia de la persona titular del Ejecutivo Federal”, que estaría reglamentada en su respectiva ley.
“La conferencia matutina del presidente Andrés Manuel López Obrador se ha convertido en el principal canal de comunicación y en la herramienta capital del Presidente y del Gobierno Federal. Por ello es imprescindible institucionalizarla y sea ordenada por la ley”; considera el morenista, sobre lo que define como “un mecanismo de comunicación política” del mandatario con el pueblo de México.
“Los titulares de las dependencias de la Administración Pública Centralizada Federal, al ser llamados a responder los cuestionamientos que plantean periodistas, demuestran el talante democrático, de apertura y de rendición de cuentas con que cuenta la conferencia matutina del presidente López Obrador. Él mismo, al dar la cara diariamente e informar a la nación, está realizando un ejercicio de transparencia y rendición de cuentas a través de la ‘mañanera’”, concluye.
Esto, a pesar de que la Carta Magna consigna -solo por citar un ejemplo- el derecho a la información, el cual debe estar garantizado por el Estado.
Al respecto bien podría extrapolarse la explicación de Christian Waldhoff, profesor de Derecho Público de la Universidad Humboldt de Berlín, acerca de que: “La creciente carga de contenidos a los textos constitucionales hace daño al proceso político. Los contenidos ‘elevados’ a nivel constitucional son sustraídos al proceso legislativo común que opera con mayorías parlamentarias más simples, y se perpetuarán de alguna manera debido a las dificultades de modificarlos”; tras exponer que en la República de Weimar y en los primeros años de la República Federal de Alemania se discutía el que “la Constitución no debía ser rebajada al nivel de un programa partidario; que no era un listado de deseos políticos”.
“Si se ‘elevase’ todo lo deseable al nivel constitucional, el efecto resultante de su primacía se desvanecería, o por lo menos se relativizaría”; en consecuencia, agrega: “Se desencadenaría una carrera para definir quién sería el primero en poder introducir sus intereses a la Constitución” (https://dialogoderechoshumanos.com/blog/597-que-se-debe-incluir-en-la-ley-fundamental).
En el caso de los morenistas, el verdadero propósito parece ser no solo perpetuar los programas partidarios… sino al propio López Obrador; aunque la mañanera no sea un acto para rendir cuentas ni de transparencia, sino en realidad un espectáculo -pagado con recursos públicos- en el que se hace proselitismo político a favor de la 4T, ante -con algunas excepciones- la presencia de “pseudoperiodistas” aduladores; una exhibición de ocurrencias y de ignorancia del marco jurídico, y enjuiciamientos sumarios y desventajosos en contra de quienes no piensan como el presidente.
P.D. ¿Y si de una vez le decimos al diputado que proponga plasmar también en la Constitución que el beisbol sea el deporte oficial, y que todos los alumnos de educación básica deban practicarlo en forma obligatoria; y que los tamales de chipilín sean el símbolo de la comida mexicana y, por ende, que todos los mexicanos debamos comerlos el 15 de septiembre por la noche?
