Solemos pensar que el ciclo de la vida laboral inicia en la juventud y termina al llegar la jubilación. Sin embargo, de acuerdo con un ensayo de Victoria Flynn y Erick Messias, catedráticos del Colegio de Medicina de la Universidad de Arkansas, es posible pensar en seis etapas distintivas de la vida laboral, la primera de las cuales inicia en nuestra época de estudiantes y la última es la fase final de retiro, cuando el desarrollo personal conduce a la excelencia en el ser y actuar.
Retos y oportunidades: adquisición de conocimientos y evaluación basada en el desempeño académico. Virtud asociada: curiosidad y optimismo. En esta fase inicial de la vida laboral, la curiosidad por aprender es su sello característico. Peterson y Seligman describen a la curiosidad como un estado motivacional en el que el individuo inicia y exhibe comportamientos orientados a la adquisición de los conocimientos y habilidades que sentarán las bases de su futuro desempeño.
Retos y oportunidades: aprender a aplicar el conocimiento adquirido, aplicación supervisada del conocimiento adquirido. Virtud asociada: amor al aprendizaje. En esta segunda fase de entrenamiento profesional, se manifiesta la pasión por continuar aprendiendo, que le permitirá al aprendiz enfrentar exitosamente los retos por venir y las futuras exigencias del trabajo colaborativo.
Retos y oportunidades: transición a la juventud profesional, aplicación independiente del conocimiento, evaluación de habilidades de desempeño. Virtud asociada: vitalidad y entusiasmo. En esta fase llega a su punto máximo la vitalidad característica de la adultez temprana. Se empieza a desarrollar un sentido de autonomía y el entusiasmo de poder formar parte de proyectos que apasionan y despiertan un sentido de compromiso.
Retos y oportunidades: sabiduría y profesionalismo. Virtud asociada: inteligencia emocional y social. En esta fase, el individuo aprende a valorar la expresión emocional en las relaciones humanas y a refinar su sentido de autoconocimiento, su empatía y sus habilidades sociales. Gracias a la sensibilidad adquirida, es capaz de reducir sus niveles de estrés, elevar su sentido de innovación y, en general, mejorar su desempeño.
Retos y oportunidades: profesionalismo de experto y transferencia de habilidades y conocimiento a los aprendices. Virtud asociada: gratitud y sentido de perspectiva. En esta fase, las personas desarrollan un sentido de gratitud hacia aquellos que los impulsaron en las etapas previas. Esta virtud los motiva a corresponder los beneficios recibidos, transfiriendo sus habilidades y experiencias a los aprendices.
Retos y oportunidades: culminación de la vida profesional y evaluación de los logros profesionales y personales. Virtud asociada: apreciación de la belleza y la excelencia. En esta fase final, el individuo vive a plenitud lo que Maslow describe como las “experiencias cumbre” de la vida laboral, traducidas en una actitud altruista y en el aprecio genuino hacia los colaboradores. El mentor no solo procura la excelencia en el actuar, sino que la extiende hacia quienes habrán de ocupar su lugar.
Fuente bibliográfica: Flynn, V., Messias, E. (2020). “Professional well-being”. En Messias, E. (et al.) (compiladores), Positive Psychiatry, Psychotherapy and Psychology. Suiza: Springer, pp. 128-151.
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