Arranca 2023, y quizá sea ya momento de preguntarnos ¿cuánto tiempo le tomará a este país recuperar lo que ha perdido?, ¿cuántas generaciones habrán de pagar las consecuencias de un gobierno encabezado por alguien que, quizá con buenas intenciones – y muy a su manera- intentó cambiar el rumbo de la nación?
López Obrador fue, definitivamente, la esperanza de México. En él depositaron su confianza millones de personas, ciudadanos y ciudadanas cansados no solo de las promesas incumplidas por parte de una clase política que apesta; sino de los abusos y la corrupción, la indiferencia, la inacción, las omisiones y la hipocresía ante los necesitados.
El país requería de un cambio profundo, sí, de una verdadera transformación; pero no la que Morena ha llevado a cabo, porque sin dejar de reconocer los méritos, hemos sido testigos de cómo el Estado ha ido desmoronándose.
Él tenía la encomienda de modificar la manera en la que se hacían las cosas en este país, y acabó repitiendo vicios -y peor aún- destruyendo los pilares que lo sostienen: el Estado de Derecho y las instituciones.
El Poder Legislativo se ha convertido, vergonzosamente, en una instancia que solo maquila los deseos presidenciales… ¡Es un honor estar con Obrador!, gritan sin el menor recato y sin mover ni una coma a sus iniciativas; reforman leyes secundarias para brincarse la Constitución y aprueban errores para defender a sus aliados, sin pudor alguno.
Nuestro máximo tribunal constitucional, nuestro máxima autoridad jurisdiccional -la Suprema Corte de Justicia de la Nación- se encuentra en tela de juicio, no solo porque una de sus integrantes ha sido señalada por haber presuntamente plagiado su tesis de licenciatura; sino porque -entre otras cosas- el presidente, además de minimizar el hecho calificándolo como un error de estudiante, aceptó abiertamente que Yasmín Esquivel -a quien él propuso- está de acuerdo con la transformación del país y ha apoyado sus “incursiones al Poder Judicial”.
Sus acciones en materia de salud, de educación y de política internacional han sido seriamente debatidas.
Además, Lopez Obrador optó desde el principio de su administración por desunir a los mexicanos en lugar de fortalecer una identidad nacional en donde todos tuviéramos cabida… porque en la de él, solo entran quienes lo enaltecen.
Asimismo, su autoritarismo, su intolerancia a la crítica y a la diversidad de ideas, así como la violencia contra la prensa lo tienen hoy nominado por la revista Index on Censorship – junto con Xi Jinping, de China; Ali Khamenie, de Irán; Tamim bin Hamad Al Thani, de Qatar; Teodoro Obiang Nguema Mbasogo, de Guinea Ecuatorial; Vladímir Putin, de Rusia; Min Aung Hlaing, de Birmania; Alyksandr Lukashenko, de Bielorrusia; Daniel Ortega, de Nicaragua; y Kim Jong- Un, de Corea del Norte- a ser el “Tirano del año”…
Sin embargo, él se mantiene aferrado a sus propios datos, a que todo cuestionamiento le representa un “timbre de orgullo”. La autocrítica y la rectificación no son posibles… él no se equivoca.
…Pero sí, sí se ha equivocado… y en perjuicio de los mexicanos; por eso la pregunta ¿Cuánto tiempo tomará recuperar lo perdido?
