GURÚES

Emprendedores que nos cambian la vida (parte 5)

En entregas anteriores he dado cuenta de las hazañas de emprendedores de la talla de Jeff Bezos, creador del gigante Amazon, y de Richard Branson, artífice del Grupo Virgin, que aglutina a un centenar de empresas del sector aeronáutico, el financiero, la telefonía digital y el entretenimiento.

Si bien estos emprendedores forman parte del cerrado círculo de los mayores acaudalados del planeta, lo cierto es que la motivación principal de estos no ha sido la acumulación de riquezas, que son un mero subproducto de su constante empuje. Por lo menos así lo argumenta Kevin D. Johnson en su libro “The entrepreneur mind” (“La mente del emprendedor”).

“Al verdadero emprendedor –apunta el mencionado autor–, no lo mueve la apariencia externa de éxito, sino resolver un problema cuya solución representa un valor agregado para los consumidores. Esta dedicación se repite una y otra vez entre los triunfadores de negocios y es aún más evidente en aquellos que son dueños de las mayores riquezas, quienes se caracterizan por un estilo de vida más bien modesto”.

Es el caso de Carlos Slim, conocido por su filosofía frugal de vida. El poderoso magnate de Grupo Carso ha residido en su casa de Lomas de Chapultepec durante 40 años y, lejos de comprarse yates, islas paradisiacas o aviones, prefiere reinvertir sus ganancias, así como enfocarlas hacia la filantropía y el arte. Entrevistado por la revista “Forbes”, reveló que todos los lunes cena con sus hijos y los miércoles almuerza con sus nietos. Sus gustos culinarios incluyen la cochinita pibil, los tacos de canasta y las enchiladas de Sanborns, cadena, por cierto, de su propiedad, como lo son sus otras 180 compañías.

Otro arraigado mito sobre los emprendedores es que su éxito se debe a sus ideas únicas e innovadoras. Si bien es cierto que su imaginación suele ser extraordinaria, es evidente que no basta con tener una buena idea para transformar el mercado de consumo. Johnson aconseja así a sus colegas emprendedores: “Lamento arruinarte la fiesta, pero tu idea no es tan especial y lo más probable es que a otras empresas y emprendedores se les haya ocurrido también ‘tu idea’… Mejor enfócate en su ejecución y hazla funcionar mejor que nadie más en el planeta”.

Otra cualidad de los emprendedores es que, lejos de sentirse arredrados por las crisis y las dificultades económicas, prefieren verlas como oportunidades. Johnson nos recuerda que Bill Gates y Paul Allen lanzaron Microsoft en 1975, en medio de una recesión surgida de la decisión de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP) de aumentar drásticamente los precios del crudo. De manera similar, IBM, Disney y General Motors surgieron en tiempos económicamente difíciles, sin olvidar que el resurgimiento de Apple se dio en 2001, cuando la tragedia de las torres gemelas sacudió a la sociedad estadounidense en la mismísima cuna de su sector financiero.

En su libro “La estrategia del océano azul”, W. Chan Kim y R. Mauborgne, profesores de negocios, apuestan a una estrategia de mercado basada en abrir frentes de consumo diferentes a los del montón (a los que describen como un “océano azul”), en vez de empeñarse en navegar por las aguas turbulentas de los “océanos rojos”, conformados por los mercados sobresaturados por la competencia. Sobra decir que los emprendedores se mueven a sus anchas en las tranquilas aguas azules, caracterizadas por un desgaste competitivo prácticamente nulo.

(Continuará la próxima semana)