¡Es la precedencia, estúpido!

Hay quienes consideran que la discusión sobre si la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Norma Piña, incumplió con el protocolo durante la ceremonia para conmemorar el 106 aniversario de la promulgación de la Constitución de 1917 al no ponerse de pie al arribo del presidente Andrés Manuel López Obrador es un distractor de las situaciones verdaderamente importantes que están pasando en el país.

En el documento de la SCJN: “Nociones de protocolo en los actos públicos. Trabajo Sobre el Seminario Protocolo y Organización de Actos Públicos” (Instituto Superior de Marketing Barcelona, España. Abril 2028), César De Jesús Molina Suárez señala que “El protocolo es la comunicación no verbal de una institución frente al exterior, es decir, es la forma en que el Estado se comunica con el resto de los ciudadanos, para transmitir un mensaje sobre lo que se quiere hacer, por qué lo va hacer y para qué lo quiere transmitir.”.

Es, agrega, “el mensaje que se quiere lanzar desde una institución o sus representantes. De ahí la importancia del protocolo, su puesta en práctica incide en la visión que el resto de los ciudadanos tienen del Estado o de dicha institución.”.

Por ello, el análisis de la forma en la que se rompió el protocolo en el Teatro de la República resulta esencial para entender el rumbo que ha tenido el país y el punto en el que nos encontramos. Y no, no me refiero a que la ministra hubiera permanecido sentada a la llegada del presidente (porque lo cierto es que se puso de pie cuando formalmente iniciaron los honores al Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos y Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas); sino principalmente a la ubicación que se dio a las diferentes autoridades en el estrado por parte de los organizadores.

En principio, es importante subrayar que el evento fue coordinado por la Presidencia de la República
y la Secretaría de Gobernación, con la participación de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA); la cual convocó a las instancias de seguridad, protección civil y concertación estatales. Cabe recordar que si bien el Estado Mayor Presidencial (EMP) desapareció formalmente, según los Guacamaya Leaks existe un grupo de servicios especiales de las Fuerzas Armadas que cumple con la misma función.

De acuerdo con el documento denominado “Protocolo y Ceremonial”, de la Dirección General de Protocolo de la Secretaría de Relaciones Exteriores, la precedencia determina el orden y ubicación de autoridades en ceremonias y traslados: “A mayor jerarquía, mayor precedencia”.

En la ubicación lineal de un acto oficial de esta naturaleza, el principal lugar es el del centro, y a partir de este se sitúan en forma alternada (primero a la derecha y luego a la izquierda en forma sucesiva). Y si a autoridades mexicanas se refiere, la precedencia ubica -en primer lugar a los Poderes Legislativo, Judicial y Ejecutivo; luego, a los gobiernos de los estados (por orden alfabético del nombre del Estado); y, en tercer lugar, al gabinete del Ejecutivo Federal (con base en la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, las secretarías de Gobernación; Relaciones Exteriores, salvo que se trate del extranjero; de la Defensa Nacional; Marina; y Seguridad Pública, a la cabeza).

Sin embargo, poco antes del arranque de la ceremonia, las ubicaciones -contrario a lo sucedido en años anteriores- fueron cambiadas y la presidenta de la SCJN fue enviada al antepenúltimo lugar del lado derecho del Ejecutivo Federal; y a Santiago Creel, a pesar de presidir la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, al penúltimo sitio. En cambio, el segundo lugar en importancia, lo ocupó el secretario de Gobernación, Adán Augusto López; junto a él, el secretario de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval; a su izquierda, el gobernador Mauricio Kuri, como entidad anfitriona; y junto al queretano, el secretario de Marina, José Rafael Ojeda.

Así, el mensaje del presidente fue una contundente ratificación de su desprecio a la división de Poderes; y, lo más preocupante, la entronización de las Fuerzas Armadas. Las acciones de gobierno derivadas de esta concepción se amontonan día a día y se han ido convirtiendo en la nueva realidad que nos envuelve a los mexicanos.

Quien no lo quiera ver y prefiera banalizar dicho mensaje, allá él… pero baste decir: ¡Es la precedencia, estúpido!

Las batallas del presidente…