En pocas palabras, al presidente López Obrador la determinación de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de invalidar el traslado del control operativo y administrativo de la Guardia Nacional (GN) a la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) le importa un carajo.
La decisión de los ministros se dio en el marco de la acción de inconstitucionalidad promovida por senadoras y senadores de la 65 legislatura del Congreso de la Unión, en la que demandaron la invalidez del decreto por el que se reformaron y adicionaron diversas disposiciones de las leyes Orgánica de la Administración Pública Federal, de la Guardia Nacional, Orgánica del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos y Ascensos y Recompensas del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, en materia de Guardia Nacional y Seguridad Nacional, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 9 de septiembre de 2022.
Y es que, según el artículo 105, fracción II, de la propia Constitución, la SCJN conocerá: “De las acciones de inconstitucionalidad que tengan por objeto plantear la posible contradicción entre una norma de carácter general y esta Constitución”.
Así, la resolución de los ministros se basó en que el artículo 21 constitucional establece que esta corporación será un ente civil: “Las instituciones de seguridad pública, incluyendo la Guardia Nacional, serán de carácter civil, disciplinado y profesional.”; en consecuencia, la reforma del 9 de septiembre sí violó la Carta Magna; y fue, como atinadamente señaló el ministro Laynez, un fraude a la Constitución.
A pesar de ello -por ignorancia, enojo o dolo- López Obrador sostiene que “los obnubila su conservadurismo y la politiquería. No les importa la seguridad del pueblo, la protección a la gente, entonces usan de pretexto, de excusa tecnicismos y argumentos legaloides; pero, además, sofismas, falsedades, porque están resolviendo no de conformidad con la ley, están resolviendo políticamente, politiqueramente”.
Y mantiene su convenenciero discurso de siempre… ese que tanto gusta a sus seguidores: el de los adversarios conservadores, neoliberales, corruptos, bla, bla, bla:
“Los ministros de la Suprema Corte, con excepción de tres, actuaron de manera facciosa y no con criterio jurídico sino político, defendiendo las antiguas prácticas del régimen autoritario y corrupto, caracterizadas por el contubernio y la subordinación de las autoridades a la delincuencia organizada y de cuello blanco”.
Sin embargo, la determinación de la Corte sí es una importante señal en términos de que cumplirá con su función como tribunal constitucional, a pesar de los ataques presidenciales (el voto en contra de los ministros Arturo Zaldívar, Loretta Ortiz y Yasmin Esquivel representa un tema aparte, digno de un profundo análisis; por ahora baste decir que no han estado a la altura de su investidura y han mostrado cínicamente no tener la menor vergüenza… no se diga esta última, quien solita se ha colocado en el basurero de la historia)…
Lo preocupante es que la decisión de la SCJN no detendrá a López Obrador; y, en los hechos, hará todo lo que esté en sus manos para que la GN dependa de la SEDENA:
“La he instruido (a la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez Velázquez) para que mantenga al general retirado David Córdova Campos, como comandante de la Guardia Nacional”, aseveró incluso antes de que la Corte informara sobre el largo plazo de ocho meses para que se cumpla su resolución.
Y confirmó: “La Guardia Nacional continuará recibiendo la orientación, la formación profesional y el respaldo por parte de la Secretaría de la Defensa Nacional”.
Además, advirtió que presentará una iniciativa de reforma constitucional, después de su último informe de gobierno, para que la próxima legislatura federal logre concretar la adscripción de la GN a la Sedena; porque está seguro de que entonces Morena y sus aliados tendrán mayoría absoluta.
“Va a depender de que el pueblo decida votar, no sólo por un candidato de nuestro movimiento, candidata o candidato, sino también, que es muy importante, por los legisladores candidatos a diputados y senadores. Porque ya lo estamos constatando: se puede tener mayoría simple, más del 50 por ciento, pero para llevar a cabo una reforma constitucional se requieren dos terceras partes de los votos, es decir, se requiere una mayoría calificada (…) Eso se tiene que conocer porque se desconocía o no se sabe lo suficiente, y una transformación requiere de reformas constitucionales”.
Así que obviamente ahora enfocará sus baterías con más ganas a intervenir en el proceso electoral del 2024 para conseguir que sus legisladores -cual fieles soldados del régimen- puedan sin problema cumplir su capricho presidencial.
De hecho, horas después del anuncio del presidente, el hashtag #VotoMasivoPorMorena2023Y2024, ya era tendencia en Twitter; muestra de que los deseos del presidente, no se cuestionan, ¡se ejecutan!
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