“¿Saben qué les falla a nuestros adversarios?”, preguntó el presidente Andrés Manuel López Obrador el martes pasado durante la mañanera, para luego señalar: “ Voy a seguirles ayudando, haciéndoles recomendaciones respetuosas”.

La propuesta del mandatario fue la siguiente: “Que hagan un esfuerzo, que se vayan a un retiro, a una especie de seminario, de taller; en donde empiecen, como las planas que había que escribir antes, 10 planas, 100 planas, 200 planas:

‘El pueblo sí existe, el pueblo sí existe, el pueblo sí existe.’

‘Debo respetar al pueblo, debo respetar al pueblo, debo respetar al pueblo.’

‘La democracia es el gobierno del pueblo, la democracia es el gobierno del pueblo.’

‘Nadie es superior a otro, nadie es superior a otro.’

‘No existen las razas.’

‘Debemos aplicar el principio del amor al prójimo, debemos aplicar el principio del amor al prójimo.’

‘Tenemos que actuar con respeto a los demás.’

‘Amarnos los unos a los otros.’

‘No debemos ser hipócritas.’

‘Tenemos que ser consecuentes, no robar, no mentir, no traicionar al pueblo.’

‘Predicar con el ejemplo.’

‘Por el bien de todos, primero los pobres.’

Pero intensivo, y a partir de ahí van a tener una actitud distinta y les va a ayudar mucho”.

No conforme con lo anterior, aseveró: “¿Saben qué les agregaría yo también en el seminario, en el retiro? Que un teólogo de la liberación les ayudara a interpretar lo que fue la vida y la obra de Jesús, porque suele pasar que muchos de ellos van a la iglesia todos los domingos y olvidan los mandamientos, y nada más confiesan y comulgan para dejar en cero el marcador y volver a pecar toda la semana y el domingo de nuevo a confesar y a comulgar. Esa hipocresía es la que los mantiene confundidos”.

No es la primera ocasión que el presidente hace referencia a cuestiones religiosas, aunque su Guía ética para la transformación de México consigne: “El laicismo es un principio fundamental del Estado mexicano y se traduce, en la convivencia diaria, en el respeto a las creencias de toda persona y a su libertad de profesar la religión que desee o a no profesar religión alguna”.

De hecho, las expresiones en torno a la religión han sido constantes en sus discursos. Por ejemplo, el 26 de octubre de 2019, en un diálogo con pueblos indígenas en Etchojoa, Sonora, manifestó: “Entre todos vamos a sacar adelante a nuestro país. Y el propósito, repito, es que tengan mejores condiciones de vida y de trabajo los más necesitados, esto es humano, es justicia social y es también cristianismo”.

“Me van criticar”, acotó, “pero lo voy a decir. Miren, ¿por qué sacrificaron a Jesús Cristo? ¿por qué lo espiaban y lo seguían? Por defender a los humildes, por defender a los pobres, esa es la historia real. Entonces, que nadie se alarme cuando se mencione la palabra cristianismo. Cristianismo es humanismo. Todas las religiones tienen ese propósito: el humanismo, el amor al prójimo, esa es la justicia social. A eso se le puede llamar solidaridad, se le puede llamar fraternidad, se le puede llamar de distintas maneras, pero es ser realmente fraterno con los demás, que haya humanismo, que no se le dé la espalda al que sufre”.

Cuando López Obrador habla de Teología de la Liberación, de inmediato nos lleva a pensar en el padre Alejandro Solalinde; quien ha declarado que “AMLO tiene mucho de Dios” y que “está haciendo el milagro de la cuarta transformación”.

El 31 de marzo, tras el incendio en el centro de atención de migrantes en Ciudad Juárez que dejó 40 muertos, Andrés Manuel anunció la creación de un consejo de protección de los derechos humanos de migrantes en el que colaborará el padre.

Recientemente, con motivo del Día del Maestro, el clérigo tuiteó: “Gracias, hermano, maestro Presidente, por enseñarnos que otro México más justo e igualitario es posible, por enseñarnos con tu vida que el amor al prójimo y la preferencia por los pobres y los de abajo, son también el rostro de Jesús, el Maestro a quien tú tanto amas”.

López Obrador parece preferir el rol del “mesías”, al de Presidente de los Estados Unidos Mexicanos; ¿será porque al asumirse como el redentor del pueblo considera que está por encima de la división de poderes?

Roberto Blancarte, en “AMLO y la Religión. El estado laico bajo amenaza”, describe en forma por demás atinada que: “en la medida en que los liderazgos populistas tienden a establecer ‘gobiernos morales’, basados en vagos ideales de corte religioso, y que los regímenes populistas terminan por estar por lo menos parcialmente, legitimados por elementos sagrados o religiosos, se puede afirmar que los populismos son nocivos y contrarios a la laicidad, al Estado laico y a las libertades que éste pretende garantizar”.

Acotación al margen: Durante la administración de López Obrador, al menos ocho sacerdotes y religiosos han sido asesinados por grupos criminales.

El patrimonio arqueológico de Peña Colorada

Malena Hernández

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