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septiembre 19, 2024

El mundo al revés…

Con un café al lado me dispongo a leer con detenimiento la quinta edición del Índice de Capacidad para Combatir la Corrupción (CCC), de la Americas Society/Council of the Americas (AS/COA) y Control Risks publicada la semana pasada.

Dicho índice evalúa la capacidad de los países latinoamericanos para detectar, castigar y prevenir la corrupción. Al nuestro no le fue nada bien, ya que el estudio lo ubicó nuevamente en la posición 12 del ranking, de 15 naciones; y, además, evidenció que -al igual que en Guatemala- su puntuación ha ido disminuyendo desde 2019, cuando se publicó el índice por primera ocasión: 4.55 en 2020, 4.25 en 2021, 4.05 en 2022.

Según el documento “Se considera que los países con una puntuación más alta son más propensos a ver actores corruptos procesados y castigados”.

El país que obtuvo el puntaje más alto fue Uruguay (6.99 sobre 10), luego Costa Rica (6.76), Chile (6.67), Perú (5.53), República Dominicana (5.42), Panamá (5.39), Argentina (5.07), Brasil (4.83), Colombia (4.78), Ecuador (4.68), Paraguay (4.61), México (3.87), Guatemala (2.86), Bolivia (2.56) y Venezuela (1.46).

El índice se compone de tres categorías con sus respectivas variables: Capacidad legal (Independencia y eficiencia judicial, Independencia y eficiacia de los organismos anticorrupción, Acceso a la información pública y transparencia general del gobierno, Independencia y recursos de la Fiscalía y de los agentes de investigación, Nivel de conocimientos y recursos disponibles para combatir los delitos de cuello blanco, Calidad de los instrumentos de delación premiada, Nivel de cooperación internacional en materia de orden público); Democracia e instituciones políticas (Calidad y aplicabilidad de la legislación sobre financiación de campañas, Procesos legislativos y de gobierno, Calidad general de la democracia); y Sociedad civil y medios de comunicación (Movilización de la sociedad civil contra la corrupción, Mejoras en la educación, Calidad de la prensa y del periodismo de investigación y Comunicaciones digitales y redes sociales).

En la primera categoría, México obtuvo 3.56 puntos; 3.62 en la segunda y 5.62 en la tercera; es decir que la mayor caída se dio en el ámbito de “Sociedad civil y medios de comunicación”.

Al respecto, el análisis explicó: “Los periodistas mexicanos siguen enfrentándose a condiciones de trabajo adversas, incluida la tasa de violencia contra periodistas más alta del mundo fuera de Ucrania. El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) siguió criticando duramente a periodistas y miembros de la sociedad civil, y surgieron nuevas acusaciones sobre el uso del software espía Pegasus en contra de periodistas, activistas y el subsecretario de Derechos Humanos de México (el gobierno niega haber actuado indebidamente). Mientras tanto, las recientes protestas a gran escala se han enfocado en la controvertida reforma del presidente para recortar recursos al Instituto Nacional Electoral (INE), mientras que la corrupción ha sido menos el centro de atención de las protestas en los últimos años”.

Le doy un sorbo a mi café mientras reproduzco el video de la mañanera de ese día porque en los primeros minutos de la conferencia está la mejor explicación del porqué estamos como estamos en este rubro:

“Bueno, pues vamos a informar, hoy es miércoles y vamos a dar a conocer el ‘Quién es quién en las mentiras de la semana’. Siempre es importante recordar que sólo se trata de una pequeña muestra, porque la regla es que la mayoría de los medios de información sólo se dedican a manipular, en sentido estricto son medios de manipulación, la regla, aunque hay excepciones honrosas; pero estamos hablando del 95 por ciento, la inmensa mayoría de los medios de información”, dijo tras dar los buenos días.

Y enseguida: “Estamos pasando por un mal momento en cuanto a que los medios convencionales están muy cooptados, muy comprados, muy vendidos, muy alquilados; sin embargo, también hay esa minoría de medios que está actuando de manera ejemplar, muy agredidos también, los que no se suman al periodismo tendencioso y corrupto son hostigados y los acusan de no ser objetivos. Es como el mundo al revés”.

Otro sorbo al café y viene a mi mente la mañanera del 3 mayo, cuando el empresario, periodista y político Ricardo Belmont Cassinelli dijo micrófono en mano: “Yo invoco a los periodistas de la gran prensa en México, que piensen que la Cuarta Transformación ha trascendido las fronteras de México, la Cuarta Transformación la hemos hecho nuestra, la Cuarta Transformación no puede morir cuando usted deje la Presidencia (…) Usted no se puede ir, presidente, perdóneme. Digo que usted no se puede ir porque la Cuarta Transformación no puede realizarse en seis años”.

Y López Obrador le respondió “Bueno, pues primero reconocer en usted un gran periodista, señor Belmont”.

Ante este concepto de “buen periodismo”, solo queda terminar el café con un: “Sí, presidente, tiene usted razón, es el mundo al revés”.

De juez constitucional a “tiktokero” fiel al régimen

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