GURÚES

De la autoestima a la autocompasión (parte 3)

Te propongo fortalecer tu autoestima y desarrollar la autocompasión para abonar a tu bienestar personal. Una alta autoestima te permitirá elevar tu nivel de confianza para salir adelante en los retos que te presenta la vida y la autocompasión te ayudará a mostrar paciencia y comprensión hacia ti mismo cuando las cosas no salen como quisieras.

En la entrega anterior enlisté algunos de los enemigos de la autoestima, que son pensamientos pesimistas que nos suelen asaltar cuando dudamos de nuestras capacidades. Por ejemplo, si entras en conflicto con una persona cercana, tal vez te recrimines diciéndote: “¡Todo fue por mi culpa!”. De acuerdo con Glenn Schiraldi, autor del libro “The self-esteem workbook”, este pensamiento distorsionador, lejos de contribuir a solucionar el problema, te llevará a autodevaluarte. Será mejor sustituirlo por: “Sí bien lo que hice no fue lo mejor, lo cierto es que tanto ella como yo cometimos errores. También reconozco que es lo mejor que pudimos hacer, dadas las circunstancias. Ahora podremos ver las cosas con calma para arreglar los entuertos”.

Otro pensamiento distorsionador sería: “Me siento rechazada; no sirvo para nada”. En este caso, la persona comete el error de confundir los sentimientos con los hechos reales, además de etiquetarse de manera injusta. Schiraldi propone reprogramar así la conversación interna: “Mientras sea capaz de marcar una diferencia positiva en mi vida y en la de otras personas, me aceptaré tal como soy y llegaré mucho más lejos de lo que pensaba”.

Y cuando nos decimos: “¡Es que fulana me odia!”, en vez de darlo por hecho, reformulemos así: “Probablemente no le resulte de lo más simpático; ni hablar, ella se lo pierde”. Y, si llegamos al fin de una relación amorosa, evitemos el catastrofismo pensando: “Ya nada podrá ser igual, pues nunca más voy a encontrar a alguien como él. ¿Por qué tuvo que arruinarme la vida?”. Podríamos reenfocar así el diálogo interno: “No permitiré que nadie me arruine la vida; si me lo propongo, encontraré a alguien que sea tan o más valioso que él. Mientras tanto, disfrutaré de mi vida tanto como pueda”.

De acuerdo con Schiraldi, los pensamientos distorsionadores son el resultado de creencias autolimitantes. Si no desactivamos dichas creencias, corremos el riesgo de dañar nuestra autoestima e incluso caer en la depresión. Estas son algunas de las creencias autolimitantes más comunes: “A esta vida se viene a sufrir”; “no podré ser feliz… si no llego al éxito / si no tengo dinero / si otros me niegan el reconocimiento / si no hago las cosas de la manera perfecta”; “alguna vez llegará el día en que… pueda tener amigos / pueda disfrutar de mis triunfos / etcétera”; “el trabajo no es cosa de risa”; “si trabajo duro, podré sentirme bien”; “no soy preocupona, lo que pasa es que tengo que estar preparada por si las cosas salen mal”; “¿por qué la vida es tan difícil?”; “en tiempos pasados las cosas eran mejores”; “tiene que haber una solución perfecta y mi deber es encontrarla”; “si los demás me rechazan es porque algo no está bien conmigo”; “mis papás me aceptarán si me esfuerzo al máximo”.

Nótese cómo la mayor parte de las creencias autolimitantes condicionan el bienestar y la felicidad, pues nos hacen creer que estos no serán posibles en tanto que no se cumplan determinadas circunstancias, que tal vez nunca lleguen a suceder. De ahí la importancia de vivir la vida con plenitud en el tiempo presente y sin condicionamientos.

(CONTINUARÁ LA SIGUIENTE SEMANA)