Lo he dicho varias veces y especialistas en seguridad y protección civil han estado de acuerdo conmigo: en principio, los simulacros no sirven de nada si se programan.
No sirven porque las personas ya saben que tal día a tal hora habrá simulacro y entonces hacen como que hacen, pero en realidad no hay conciencia.
El 19 de septiembre de 2017 me tocó atestiguar que, a las 11:00 horas, nadie atendió el llamado al simulacro y a las 13:13 sobrevino un terremoto.
Lo mismo sucedió el 19 de septiembre de 2022. Primero el simulacro, luego el sismo, y hoy, una vez más, como reportero me tocó ver que pocas personas tienen interés.
Eso sí, la población se desvive en memes y burlas previas, pero, a la hora de la hora, se quedan igual.
Las autoridades y gobiernos hacen hasta lo imposible por tratar de convencer a la sociedad sobre lo importante que es tener planes de prevención y estar siempre alertas ante el paso de terremotos, huracanes, inundaciones, etcétera.
Los gobiernos piden ayuda a los medios para difundir todos los mensajes posibles para recordar que hay que tener conciencia y una cultura de la protección civil, pero nada cambia.
Los medios siguen con sus mismas coberturas de cada año, con los recuerdos de siempre, los testimonios e historias que hemos visto hasta el cansancio, pero poco aportan a generar información más útil.
Un ejemplo simple: ¿qué medio de información ha dado a conocer que de los 2 mil 649 municipios y alcaldías del país, solo 582 cuentan con un atlas municipal de riesgos? ¿Qué medios han informado qué entidades tienen los municipios más irresponsables en esta materia? Porque no contar con un atlas de riesgo es no tener identificados los puntos de mayor peligro y, por lo tanto, carecer de capacidad de reacción.
Solo dos de los 58 municipios de San Luis Potosí (tres por ciento) tienen un atlas; en Guerrero, apenas cuatro de 81 ayuntamientos (cinco por ciento), y en Oaxaca, 37 de los 570 municipios sabe dónde hay peligro (seis por ciento).
Un caso de preocupación es la misma Ciudad de México, pues las alcaldías Cuauhtémoc y Venustiano Carranza, que fueron de las más afectadas por los terremotos de 1985, no cuentan con un atlas de riesgo.
Y Tláhuac, que, en términos de extensión territorial, fue de las que mayores efectos sufrió por los terremotos de 2017, tampoco tiene su atlas.
Este tipo de información es la que los medios deberíamos compartir, darle seguimiento y profundizar permanentemente, en vez de andar haciendo las mismas notas de cada año.
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*Periodista, autor del “Manual de Autoprotección para Periodistas” y de la “Guía de buenas prácticas para la cobertura informativa sobre violencia”. Conduce el programa “Periodismo hoy”, que se transmite los martes a las 13:00 h, por Radio Educación.
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