Transcribo (sin su permiso), este mensaje que mi madre me envió la noche del 21 de diciembre pasado: “Felicidades, hijo, excelente que hablaras de Cristina Pacheco. Yo siempre disfruté viendo sus programas del 11”.
Su mensaje llegó luego de una conversación que tuve con los colegas Ulises Castellanos y Jorge Ramos, en la Mesa de periodistas de Meganoticias.
A finales de los años 70 e inicios de los 80, canal Once estaba en el gusto televisivo de mis padres, especialmente los fines de semana. Mi padre podía dejar que la casa se incendiara, siempre y cuando no tuviese que dejar de ver su “Nostalgia”, que conducía Jorge Saldaña.
Mi madre veía el icónico “Aquí nos tocó vivir” de Cristina Pacheco y después también, “Conversando con…”.
Obvio que en esos años poco me interesaba ver ese tipo de televisión, pero luego me fue interesando su manera de platicar con las personas.
En los primeros años como reportero y luego ya en los primeros años de la universidad, ver a Cristina se volvió un requisito y luego una herramienta de aprendizaje.
Cristina Pacheco les dio voz a las personas, se alejó de la clase política, de los poderosos, para voltear a ver las historias del día a día.
Ella, gran narradora y conversadora, literal, se metía hasta la cocina de cualquier persona para conocerla, para dejarla que contara lo más íntimo de su vida; así conocimos otro México que en realidad no nos era tan lejano… era el México en que vivíamos… Nada más atinado que decir: “Aquí nos tocó vivir”.
Ella se convirtió en la cronista del México reciente. Nos mostró no solo grandes historias de vida, sino que puso en la pantalla la evolución de la gran ciudad, de su zona conurbada y de otras partes del país.
Con Cristina vimos desde la evolución del Chalco semidesértico sumido en la miseria de miles de migrantes que iban agandallándose esos terrenos, al Chalco urbanizado, semidesarrollado y aún sumido en la pobreza.
Nos mostró la evolución de las artes y oficios a lo largo de 45 años, el paso de lo análogo a lo digital en esas decenas de “chambitas” y cómo las calles polvorientas se convirtieron en distribuidores viales.
Canal Once tiene ahora la gran responsabilidad de cuidar esas millones de horas de grabación, imágenes lo mismo grabadas en gordos cassettes hasta tarjetas digitales que son esa historia de nuestro país.
Cristina Pacheco cambió la forma de hacer televisión, la forma de hacer crónica periodística, y es, sin duda, un referente para generaciones de periodistas que aprendimos y reaprendimos con su incansable labor.
Gracias, Cristina, por siempre recordarnos que… “aquí nos tocó vivir”.
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*Periodista, autor del “Manual de Autoprotección para Periodistas” y de la “Guía de buenas prácticas para la cobertura informativa sobre violencia”. Conduce el programa “Periodismo hoy”, que se transmite los martes a las 13:00 h, por Radio Educación.
