Si hay algo que caracterice a la experiencia humana, yo escogería lo paradójica que esta resulta, ya que a pesar de sus contradicciones, no deja de tener sentido. Por ejemplo, me parece alucinante que, por un lado, todos seamos iguales, como lo garantiza la declaración universal de los derechos humanos, y a la vez tan distintos, porque, gracias a nuestra individualidad, vemos al mundo de maneras diversas, lo que nos lleva a pensar y actuar de manera disímbola y en ocasiones opuesta.
La reflexión anterior me vino a la mente mientras leía, hace unos días, un libro que forma parte de la lista de los más vendidos de “The Times” de Londres. Thomas Erikson, su autor, comparte en las páginas introductorias qué lo llevó a escribirlo: “Empecé a estudiar cómo entender a aquellas personas a quienes me costaba entender. ¿Por qué hay gente callada y otra que no para de hablar?, ¿por qué algunas personas siempre dicen la verdad, mientras que otras siempre mienten?, ¿por qué algunos de mis compañeros llegan siempre puntuales y otros casi nunca?, ¿por qué me llevo mejor con unos que otros? Empecé a adquirir un conocimiento de la conducta humana que resultaba fascinante y desde que emprendí ese viaje ya no volví a ser el mismo”.
Con la intención de encontrar una respuesta satisfactoria a sus preguntas, Erikson, quien es ciudadano sueco, acudió al Institutet för Personlig Utveckling (Instituto para el Desarrollo Personal) de su país. Fruto de sus conversaciones con los expertos de dicho laboratorio de ideas, Erikson ubicó en cuatro categorías distintas a las personas que ha conocido a lo largo de su vida, tomando en cuenta su manera de ser y de actuar, y las bautizó con nombres de colores: rojos, amarillos, verdes y azules.
Erikson observó que los individuos que etiquetó como verdes y amarillos valoran las relaciones interpersonales, mientras que los que nombró como rojos y azules prefieren enfocarse en la tarea y en la resolución de problemas. Sin embargo, algo que tienen en común los azules y los verdes es que son reservados y pasivos, a diferencia de los rojos y los amarillos, quienes se muestran dispuestos a la acción y son extrovertidos.
Los rojos son resueltos, ambiciosos, obstinados, competitivos, curiosos, directos, decididos, emprendedores, impacientes y llenos de energía; son también controladores y no tienen empacho en decir las cosas tal como las sienten. Los amarillos son abiertos, sociables, positivos, optimistas, creativos, espontáneos y sensibles; suelen actuar de manera impulsiva y odian la rutina. Los verdes son pacientes, confiables, respetuosos, solidarios, atentos, comprensivos, cautelosos y valoran la amistad; por otro lado, tienden a rehuir a los conflictos y se resisten al cambio. Los azules son racionales, lógicos, metódicos, analíticos, perfeccionistas y precisos; muestran, asimismo, poco interés por las relaciones interpersonales, pues se precian de su independencia.
¿A cuál de estos grupos crees que tú pertenezcas? O tal vez algunos de los rasgos antes descritos te hagan recordar a personas que conoces. En todo caso, en la siguiente entrega proporcionaré una descripción más completa de cada uno de estos estilos de personalidad, de manera que puedas tener más bases para entender a aquellos que enfrentan las cosas de una manera distinta y que forman parte de tu círculo de familiares, colegas y amigos.
La SDUOP y el municipio de Peñamiller firmaron un convenio de colaboración para generar obras…
Iován Pérez, titular de la SSC en la entidad, aseguró que trabajando en equipo van…
Con el objetivo de fortalecer el trabajo y acciones para que las mujeres vivan libres…
El titular de la SSC, Iován Elías Pérez, encabezó un encuentro de coordinación para la…
El diputado Homero Barrera ingresó una iniciativa de reforma a Ley Estatal de Acceso de…
Dallas rompió su racha perdedora al derrotar a los Commanders, que extendieron su marca a…