Me pregunto si entre los falsos profetas (“lobos con piel de oveja”, de los que sabiamente nos advirtió la Biblia) podríamos incluir a personajes tan deleznables como Vladimir Putin y Donald Trump. Si bien resultaría impensable relacionar a este par con virtudes tan puras como la compasión cristiana, lo cierto es que ambos se han esmerado en fechas recientes en querer dar esa impresión.
Empezaré con Trump, quien este lunes se convirtió en el primer expresidente de los Estados Unidos en enfrentar un proceso penal, relacionado con un presunto pago realizado a la actriz de cine para adultos Stormy Daniels para comprar su silencio sobre un encuentro sexual entre ambos.
Aunque resulte difícil de creer, en los días previos a Semana Santa Trump tuvo la desfachatez de compararse públicamente con Jesucristo. Resulta que reprodujo en su red social un mensaje enviado por uno de sus seguidores, quien citaba el salmo 109 comparándolo con el dulce Rabí de Galilea: “También me han rodeado de palabras de odio, y lucharon contra mí sin causa. A cambio de mi amor son mis acusadores, pero me entrego a la oración. Así me han pagado mal por bien, y odio, por amor.”
Por si fuera poco, ya iniciada la Semana Santa, el expresidente lanzó a la venta su propia edición de la Biblia, que llevaba como título “Dios bendiga a los Estados Unidos” e ilustrada con las barras y estrellas. Intentaba así relacionar su supuesta devoción cristiana con una cínica exaltación de la patria. Si bien algunos tuvieron la decencia de acusarlo de realizar un acto sacrílego, no es de extrañar que sus incondicionales le aplaudieran el gesto. En lo que a mí respecta, yo me conformaría con pedirle a la señorita Daniels su punto de vista sobre las devotas acciones de su antiguo cliente.
Me referiré ahora a Putin, quien tampoco canta mal las rancheras. El presidente ruso, responsable de la masacre de 10 mil civiles en la invasión a Ucrania, tuvo la audacia de compararse a Jesucristo el martes de la semana pasada. En una ceremonia pública, el mandatario se equiparó con el Mártir del Gólgota. De acuerdo con “La Razón” de España, “[Putin] se comparó a sí mismo con Jesucristo al citar la Biblia para explicar su misión divina de educar a la juventud rusa con los valores tradicionales”.
Putin, quien en su juventud formó parte de los servicios de inteligencia de la otrora Unión Soviética, ha acercado el Estado ruso hacia el cristianismo ortodoxo para “defender” a su pueblo de las maquinaciones del Occidente “satánico”.
En una reunión con funcionarios de su gabinete, Putin les recordó que cuando Cristo llegó a Galilea alentó a los pescadores a convertirse en sus discípulos y, a la vez, en pescadores de almas. “Esto fue muy importante [en su momento] –declaró el mandatario ruso–, pero no lo es menos ahora, cuando debemos defender nuestros valores tradicionales, nuestra cultura y nuestra historia”.
Por otro lado, el “Times” londinense relató que el jerarca cristiano ortodoxo Cirilo Primero (un estrecho aliado de Putin), declaró públicamente que los soldados rusos muertos en Ucrania serán absueltos de sus pecados, emulando así a los mártires de las Cruzadas medievales al designar el actual conflicto armado como una “guerra santa”.
Ante semejantes despropósitos, dignos de un mal sueño, me pregunto una vez más si la Biblia tendría algún empacho en incluir a este par de malandrines en su milenaria advertencia a no ceder a los inicuos encantos de los lobos con piel de oveja.
(Continuará la próxima semana)
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