GURÚES

Lo peor que se va a poner…

Cuando el presidente López Obrador comenzó una de sus mañaneras con un “Ánimo que lo mejor es lo peor que se va a poner”, los ahí presentes reaccionaron con múltiples risas… pero, él hablaba en serio.

Lo anterior viene a colación por su declaración el lunes de la semana pasada, cuando en ese mismo espacio declaró -al hablar sobre su iniciativa de reforma al Poder Judicial- que “se les fue” eliminar (porque la ley así es como actualmente lo exige) el que entre los requisitos para participar como jueces, magistrados y ministros se requieran de 5 años de experiencia.

“Yo he estado en contra de eso y, sin embargo, se nos pasó. Porque yo soy más partidario de que una mujer, un hombre que se titula como abogado sale con mucho entusiasmo de hacer valer la ley, está lleno de frescura, de ideales, de llevar a la práctica la máxima de que: ‘al margen de la ley, nada; y por encima de la ley, nadie’; pero ya cuando va pasando el tiempo y ya a los cinco años ya ni hablemos, porque antes casi en todos los requisitos están 10 años de experiencia, ya a los 10 años ya saben, pero bastante, pero ya perdieron la mística, ya la fueron dejando en el camino, ya aprendieron otras cosas que no se necesitan. Siempre dicen: ‘No, ¿y la experiencia?’ Pues si van a ser abogados titulados, y la escuela, pues. Y si hace falta un curso especial, se lleva a cabo sobre la función específica de un juez. ¿Qué, es muy compleja la impartición de justicia cuando se actúa con rectitud y no por consigna, como suele pasar?”.

Habría que hacerle entender al Sr. Presidente que sí, que la impartición de justicia sí resulta sumamente compleja, para -precisamente- actuar con rectitud y hacer valer esa máxima que tanto cita.

Por eso existe incluso una norma jurídica denominada “Ley de Carrera Judicial del Poder Judicial de la Federación” que regula el ingreso, formación, promoción, evaluación del desempeño, permanencia y separación de las personas servidoras públicas de carácter jurisdiccional del Poder Judicial de la Federación.

¿Y cuál es el objetivo de la carrera judicial? Según el artículo 5: “I. Garantizar la independencia, imparcialidad, idoneidad, estabilidad, profesionalización y especialización de las personas servidoras públicas que forman parte de ella; Propiciar la permanencia y superación de sus integrantes, con base en expectativas de desarrollo personal mediante una carrera como personas servidoras públicas en el Poder Judicial de la Federación; III. Desarrollar un sentido de identidad y pertenencia hacia el Poder Judicial de la Federación; IV. Contribuir a la excelencia y eficacia de la impartición de justicia; V. Garantizar la legitimidad de los órganos jurisdiccionales que integran el Poder Judicial de la Federación, y VI. Vincular el cumplimiento de los objetivos institucionales con el desempeño de las responsabilidades y el desarrollo profesional de las personas servidoras públicas que forman parte de ella”.

Cabe subrayar que esta ley consigna que cualquier persona puede aspirar a desempeñar cargos dentro de la carrera judicial, siempre y cuando reúna los requisitos legales.

La carrera judicial se basa en siete principios: excelencia, profesionalismo, objetividad, imparcialidad, independencia, antigüedad y paridad de género.

Además, agrega la ley, la funcionaria o el funcionario judicial requiere de un perfil con características específicas, entre ellas: una formación jurídica sólida e integral; capacidad de interpretar y razonar jurídicamente a partir de casos concretos y con perspectiva interseccional; aptitud para identificar los contextos sociales en que se presentan los casos sujetos a su conocimiento; conocimiento de la organización y, en su caso, manejo del despacho judicial.

Para administrar justicia -“Ius dicere”- se requiere algo más que un título, entusiasmo, frescura, ideales y un “curso especial”… baste recordar las palabras del jurista Georg Jellinek en su “Teoría General del Estado”:

“Si la decisión judicial sólo fuera la aplicación mecánica del Derecho, se podría predecir con toda certeza cuál habría de ser la solución de toda contienda jurídica, y no se podría concebir una contradicción en las decisiones judiciales. Mas existe en la decisión judicial un elemento creador que no se puede determinar por reglas, pues un principio de Derecho sólo puede ser plenamente desenvuelto mediante las decisiones judiciales, y sólo mediante ellas puede ser conocido todo el alcance de su significación”.

Así que, de prosperar esta barbaridad que planteó el presidente -cuyos deseos, como ha quedado claro, son órdenes-, efectivamente, la cosa se va a poner peor… y estoy segura de que eso no nos hará reír a los mexicanos…

¡Al Presidente no se le enmienda la plana!

Malena Hernández

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