Ante el caos de información, lo que hace falta son certezas y esto es lo que más ha faltado en el caso de Ismael Zambada.
Hoy tenemos versiones que sirven más para un guión de una serie chafa de televisión o una pésima película al estilo de los hermanos Almada que datos certeros sobre lo sucedido.
Algunos medios reproducen opiniones de periodistas que han publicado sobre temas de narcotráfico, pero lo que han dicho es, en su mayoría, una serie de comentarios basados en sus fuentes anónimas.
Otros medios han difundido versiones de lo que sus periodistas han indagado a través de sus propias fuentes, algunas de ellas son criminales sentenciados y, por lo tanto, fuentes de dudosa credibilidad.
El gobierno de Estados Unidos da información a cuentagotas, mientras el gobierno mexicano sigue haciendo el ridículo, tratando de ocultar su torpeza y la forma en que les pasaron por encima, mostrando lo que ya sabemos: que las agencias de inteligencia no confían en las autoridades mexicanas cuando se trata de compartir información sobre crimen organizado.
Dos grandes versiones, ambas producto de la especulación.
1. Ismael Zambada pactó con la DEA para entregarse a cambio de su esperada jubilación, de poder garantizar su atención médica especializada en suelo gringo y de gozar de sus millones a cambio de los miles de millones de datos que puede ofrecer.
2. Ismael Zambada fue traicionado, emboscado, capturado, secuestrado, sometido, llevado en calidad de presa o bulto y entregado por uno de los hijos de Joaquín Guzmán. La historia menos creíble para un personaje que por más de 40 años controló al grupo criminal más poderoso del país, que nunca ha pisado la cárcel y que tenía un grupo élite solo comparable con la Guardia Pretoriana de los peores emperadores romanos, como Tiberio o Calígula.
La prensa sigue sumida en el desconcierto, con poca información y muchas dudas, que van más allá del juego de palabras con aquella película que en México titularon “¿Y dónde está el piloto?”, en referencia a quien piloteó la avioneta que llevó a Zambada de México a El Paso, Texas.
¿Quiénes estaban a cargo de la terminal aérea de donde despegó originalmente la aeronave?, ¿cómo es que los servicios de inteligencia de México no tuvieron conocimiento sobre la supuesta presencia de Zambada en Culiacán, de donde supuestamente partió hacia Estados Unidos?
¿A qué se dedican las áreas de inteligencia de México en vez de estar monitoreando y rastreando cualquier aeronave privada que realiza viajes entre nuestro país y Estados Unidos?, ¿no deberían ser seguimientos de rutina por el perfil de estos vuelos?
Todo esto se da en medio de la campaña electoral para renovar la Presidencia del vecino norteño, pero impactará en la relación que deberá enfrentar el gobierno de Claudia Sheinbaum sí o sí, con quien sea que gane las elecciones de noviembre.
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*Periodista, autor del “Manual de Autoprotección para Periodistas” y de la “Guía de buenas prácticas para la cobertura informativa sobre violencia”. Conduce el programa “Periodismo hoy”, que se transmite los martes a las 13:05 h, por Radio Educación.
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