GURÚES

La comunicación social del Ejército

No fue una simple opinión surgida en un sondeo entre los habitantes de Culiacán que han sufrido los enfrentamientos entre grupos de la delincuencia organizada, fueron las palabras de un mando militar; así que si el comandante de la Tercera Región Militar en Sinaloa, Jesús Leana Ojeda, asegura que volver a la normalidad no depende de las autoridades, sino de que los grupos antagónicos cesen las confrontaciones entre ellos y dejen a la población en paz para que viva con tranquilidad, la difusión de la información es importante.

“¿La seguridad depende de estos grupos delincuenciales?”, le preguntó un reportero; “Depende de ellos, ellos son los que quieren hacer las agresiones y son los que están cobrando vidas, nosotros no”, respondió el militar.

Y aunque sus palabras fueron pronunciadas claramente, vino la explicación de siempre: los medios sacaron de contexto la declaración.

Además, el Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, es decir, el presidente López Obrador, recurrió a la estrategia de hacer creer que la noticia acerca de Sinaloa, “está envuelta en una propaganda de mentiras, de sensacionalismos, de alarma, para inducir miedo a la población” y que es una campaña que intenta desprestigiar al gobierno que representa y a su persona. Ello, a pesar de que los propios sinaloenses han levantado la voz para narrar lo que están viviendo.

Según una encuesta de Massive Caller, elaborada el 18 de septiembre, el 79.4 por ciento de los entrevistados dijo haberse visto afectado en sus actividades diarias debido a la inseguridad que se vive actualmente en Culiacán; el 62.7 por ciento confirmó haber sido testigo de balaceras o haber escuchado disparos durante los últimos días; el 69.3 por ciento respondió que alguien cercano se había visto afectado por la inseguridad. Adicionalmente, el 73.5 por ciento consideró que el gobierno no está apoyando para contener la crisis de violencia.

Lo anterior trajo a mi mente un incidente que se suscitó el 1 de septiembre con comunicación social de la 17a. Zona Militar en Querétaro, en el marco de una ceremonia de ascensos del personal militar, debido a que las y los reporteros “chacalearon” (en el argot periodístico el término refiere una entrevista improvisada o “banquetera”) al comandante de la zona.

Posterior al evento, la persona responsable del área pidió que los reporteros le enviaran sus notas para ¡revisarlas antes de que fueran publicadas!, con el argumento de que para entrevistar a un comandante debe seguirse un protocolo y debido a que le preocupaban los datos aproximados que el general había dado sobre el huachicol en la entidad.

Se olvidó pues que la Constitución prohíbe la censura previa; que ningún periodista podría obligar a un comandante a declarar; que para los reporteros es lo mismo entrevistar a un gobernador, un alcalde, un manifestante o un general; y que si hay alguna precisión sobre lo declarado, debe simplemente ser enviada, ya que el principal objetivo es informar con puntualidad.

Los medios documentan los sucesos; pretender otra cosa, es instrumentar una política de comunicación social equivocada que, además, infringe la propia normatividad del Ejército.

“La sociedad tiene el derecho de ser informada en forma veraz, oportuna y objetiva de los acontecimientos que con motivo del cumplimiento de sus misiones generales, tiene establecidas el Ejército y Fuerza Aérea Mexicana en su Ley Orgánica”, consignó el decreto que reformó el Reglamento Interior de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) con el fin de crear la Dirección General de Comunicación Social, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 21 de noviembre de 1994, debido a que no tenía una unidad administrativa especializada para dar a conocer a la opinion pública sus actividades.

Hoy, el artículo 61 del citado reglamento establece: “La Dirección General de Comunicación Social es el órgano administrativo responsable de dar a conocer a la opinión pública los acontecimientos y las actividades de la Secretaría, en forma veraz, oportuna y objetiva”.

Corresponde a esta instancia, cuyo Director General debe ser un general en activo, entre otras cosas: establecer vínculos con medios de comunicación; atender solicitudes de entrevistas y de información; emitir boletines de prensa; analizar la información difundida en los medios y evaluar los efectos y resultados de los servicios de información, difusión y relaciones públicas proporcionados, a fin de mejorar la organización y los procedimientos empleados.

El Manual de Organización General de la Sedena puntualiza, además, que debe evaluar las estrategias de comunicación “bajo los principios de institucionalidad, veracidad, oportunidad, retroalimentación y evaluación constante, comunicación proactiva y propositiva con innovación y dinamismo, con el fin de mantener la buena imagen del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos”.

En el papel preponderante que la 4T ha dado al Ejército resulta indispensable recordar lo que dicta este marco jurídico.

Me dueles septiembre…

Malena Hernández

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