Cuando oímos hablar del amor romántico, casi de manera automática lo asociamos con emociones y sentimientos, que son, de hecho, sus componentes esenciales. Sin embargo, si hablamos de amor de pareja, lo que viene a la mente es la relación que existe entre ambos cónyuges.
Michelle Duda y Raymond Bergner (1916), investigadores de la Universidad Estatal de Illinois, identifican cuatro factores clave en una relación de pareja. El primero consiste en valorar de manera prioritaria los intereses del cónyuge, de forma tal que la satisfacción de sus necesidades se convierta en compromiso firme. Esto significa que el ser amado ha de ser considerado como extensión de uno mismo. Suena un poco extremo, ¿cierto? Sin duda lo es. Sin embargo, una relación a largo plazo resultaría ilusoria si no se diese de esta manera.
Como segundo factor, es menester honrar la exclusividad en la relación, de tal forma que la intimidad, la conexión sexual y el interés por el bienestar de la pareja se enfoque solamente hacia él o ella. Por lo tanto, pretender compartir estos atributos con alguien más no solo sería un error, sino una traición artera. El tercer factor identificado por Duda y Bergner supone generar un sentido de intimidad y confianza, lo que equivale a depositar en manos de la pareja nuestros sueños, esperanzas, preocupaciones, sufrimientos e inseguridades. Él o ella habrá de reciprocar, cimentándose así la unidad en la relación.
Aceptar al cónyuge tal como es, es el cuarto y último factor de peso en el vínculo amoroso. No quiere decir que renunciemos al derecho de cuestionar algunos de sus hábitos y comportamientos, siempre y cuando nos abstengamos de querer transformarlo en alguien que no es, por mucho que nuestra intención sea noble. Para cerrar el telón final de esta serie, recurro a Esther Perel, una terapeuta matrimonial con más de 40 años de experiencia, quien proporciona valiosos consejos en la parte erótica de la relación: 1) sean sinceros en sus conversaciones sexuales: “Me gusta cuando me acaricias el cabello, ¿podrías hacer lo mismo en mi cuello?”. 2) Muestren interés en compartir sus puntos de vista: “¿Te has fijado que solemos hablar de todo menos de sexo?”. 3) Dirijan su mejor energía hacia el otro. Señala la terapeuta al respecto: “No lo tomes como algo personal si en ese momento tu pareja no tiene antojo de sexo”. 4) Acepten sus diferencias, pues estar juntos no significa ser iguales. 5) Hagan de lado aquellas creencias que en poco abonen a la relación. Por ejemplo, que el sexo en todo momento debe ser perfecto. 6) Examinen su particular modelo erótico, ya que su historia emocional influye en su percepción sobre el sexo. 7) Ábranse a las posibilidades, tanto en lo físico como en lo mental y lo emocional. Para ello aconseja preguntarse: “¿Qué sucedería si…?”.
Espero que las sugerencias aquí presentadas te hayan resultado de utilidad para sostener y, en su caso, reavivar tu relación de pareja. No lo olvides: la mejor manera de garantizar una relación feliz y duradera es la sana comunicación cotidiana entre ambas partes.
Referencias bibliográficas: Maxted, A. (2024). Our crash course with the world’s most famous couples’ therapist. “The Times” (Londres), edición del 20 de septiembre. / Travers, M. (2024). Four essential requirements for a lifelong relationship. “Psychology Today”, edición del 12 de septiembre. / Duda, M.L., Bergner, R.M. (2016). Sustaining versus losing love: Factors discriminating the two. “Marriage & Family Review”, 53(2), 166-184.
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