GURÚES

Un optimismo sazonado de realismo (parte 3)

Veo autos voladores. Es una respuesta recurrente cuando se nos pregunta cómo nos imaginamos el futuro. Quizás nos hemos habituado a tomar esta imagen de películas como “El quinto elemento”, “Blade runner 2049” o “Volver al futuro”. O tal vez es cosa del imaginario popular.

¿Qué pensarías si te digo que semejante fantasía futurista no está lejos de convertirse en realidad? La empresa china XPeng presentó en días pasados el prototipo del Aeroht, un vehículo todoterreno en cuyo compartimiento trasero se aloja un minihelicóptero, es decir, un dron capaz de despegar en segundos para llevar por los aires a su conductor cuando el tráfico se vuelva pesado. Así, pues, el novedoso vehículo es un transporte híbrido que combina el desplazamiento terrestre con el aéreo.

Tan promisoria le pareció esta idea al grupo Volkswagen que acaba de adquirir por 700 millones de dólares el cinco por ciento de las acciones de la innovadora empresa asiática.

Independientemente de que un vehículo como este se empiece a producir o no a nivel masivo en los próximos años, no es este el tipo de futuro al que me referiré en este espacio. Lo que aquí propongo es un futuro en el que tú y yo podamos vernos como una mejor versión de nosotros mismos, contemplando las cosas desde una perspectiva optimista a la vez que realista.

Frederik Pferdt designa con el nombre de OPTIMISMO RADICAL a dicho estado mental. Cierto: el esperanzador futuro visualizado por los optimistas tal vez se quede en buenos deseos. Sin embargo, este futurólogo también está convencido de que si nos mentalizamos para que el futuro que imaginamos se vuelva realidad, será más factible que eso ocurra.

“Los optimistas -señala- confían en su habilidad para emprender cambios, lo que los vuelve susceptibles de tomar las acciones necesarias para concretar su visión positiva” (mi traducción). De ahí que los optimistas tienden a ser individuos más sanos, a vivir más años y a ser más resilientes que los pesimistas. La prueba de que un optimista radical no es ingenuo es que, en vez de imaginar un futuro perfecto, simplemente lo contempla como un futuro mejor y, en consecuencia, enfoca sus baterías en dicha dirección.

Una manera directa de posibilitar el cambio es transformando la manera en que decimos las cosas. El reto consiste en cambiar los “peros” por un “sí, y…”. Por ejemplo, en lugar de afirmar “Me gustaría pasar más tiempo con mis hijos, pero…”, mejor exprésalo de esta manera: “Me gustaría pasar más tiempo con mis hijos, sí, y por lo tanto me propongo…”. La diferencia estriba en que generarás así una dinámica generativa y constructiva, en vez de restrictiva.

El optimismo radical también se manifiesta REFORMULANDO o REENCUADRANDO las cosas para contemplarlas desde un ángulo distinto y novedoso. En la práctica hemos aprendido a vivir la realidad de acuerdo con nuestras creencias, valores y experiencias, y no hay nada malo en ello. No obstante, más que cambiar nuestra manera de pensar y de actuar, la idea es ampliar aquello que tenemos en la mira.

Para decirlo en términos estrictamente visuales, en vez de hacer una toma cerrada de una persona a la que deseamos fotografiar, abramos mejor el lente para mostrarla en un entorno más amplio y diferente. Es el mismo individuo, solo que en circunstancias originales y mejores.

(Continuará la siguiente semana)

Referencia bibliográfica: Pferdt, F. (2024). “What’s next is now: how to live future ready.” Nueva York: Harper Business.