Imaginemos un diamante de ocho carátulas para representar otras tantas maneras de ejercer el liderazgo en una organización, cada una de las cuales permitirá ejercer mejor la función de líder, según lo exijan las circunstancias. Pues bien, en la vida real, Manfred Kets de Vries, profesor emérito de la universidad de negocios INSEAD, identificó dichas variantes y las nombró así: líder constructor, innovador, estratega, catalizador del cambio, negociador, comunicador, ‘coach’ y procesador.
Es probable que tu estilo de liderazgo se relacione más con alguna de estas facetas que con las otras. Sin embargo, es aconsejable que tú y tu equipo cercano conozcan, y sean capaces de llevar a la práctica, todas y cada una de las ocho modalidades, para responder con efectividad a las vicisitudes diarias.
Si, por ejemplo, ustedes requieren priorizar la eficiencia en sus procesos técnicos y humanos, convendrá adoptar un LIDERAZGO PROCESADOR; si pasan por un etapa de reajustes en la compañía, habría que hacer el ajuste a un LIDERAZGO CATALIZADOR DEL CAMBIO; si lo que buscan es introducir nuevas prácticas en sus equipos de trabajo, el LIDERAZGO INNOVADOR representará la mejor opción. Y así sucesivamente.
Tomando como guía las descripciones del propio Kets de Vries (2016), te presento las ventajas y desventajas de las primeras tres modalidades, así como las recomendaciones de este catedrático para instrumentarlas de manera exitosa. En la próxima entrega me referiré en detalle a las cinco restantes.
LÍDERES INNOVADORES. Sus fortalezas: los líderes innovadores buscan implementar novedosas prácticas, para lo cual hacen uso de su imaginación e inventiva. Sus debilidades: no siempre son capaces de comunicar de manera efectiva sus ideas o de persuadir a aquellos que habrán de llevarlas a la práctica. Acciones para apoyarlos: protegerlos de la rigidez burocrática; hacerles ver la realidad financiera de la empresa; ubicarlos en áreas de servicio, más que en la línea de mando; encauzarlos hacia áreas prioritarias y, sobre todo, contagiarse de su entusiasmo.
LÍDERES PROCESADORES. Fortalezas: se precian de convertir el caos en orden y de hacer funcionar la organización como una maquinaria bien aceitada. Más que buenos líderes, son buenos administradores. Debilidades: son poco flexibles y espontáneos; apartarse de las reglas les causa ansiedad, de ahí su cautela ante las iniciativas de innovación y cambio. Acciones para apoyarlos: valorar su adhesión a la normatividad y los procedimientos; estimular su creatividad, animándolos a tomar riesgos; ayudarlos a incorporarse al dinamismo de la organización.
LÍDERES QUE FAVORECEN EL ‘COACHING’. Fortalezas: nadie mejor que ellos para desarrollar el talento humano; saben escuchar a sus colaboradores, depositar su confianza en ellos y motivarlos, gracias a su elevada inteligencia emocional. Debilidades: su sensibilidad los lleva a querer suavizar la retroalimentación negativa y a resistirse a poner límites a sus subalternos. Acciones para apoyarlos: reconocer su firme compromiso con el desarrollo de sus colaboradores; enfatizarles la importancia de mostrarse firmes a la hora de tomar decisiones y sugerirles ejercer con más firmeza su autoridad y poner los pies sobre la tierra.
(CONTINUARÁ LA PRÓXIMA SEMANA)
Referencia bibliográfica: Kets de Vries, M. F. R. (et al., 2010). Development and application of the Leadership Archetype Questionnaire. “International Journal of Human Resource Management” 21 (15).
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