No existe, por supuesto, una receta mágica para que nuestros propósitos de Año Nuevo se lleven a buen término. Sin embargo, quienes han estudiado el tema a fondo dan buenas sugerencias al respecto, mismas que aquí te comparto.
Para empezar, quitémonos de la cabeza la idea de que es una pérdida de tiempo fijarse buenos propósitos a inicios de año pensando que todo quedará en buenas intenciones. Lo cierto es que muchos logran la meta deseada. De acuerdo con una encuesta citada por Bever (2023), dos terceras partes de quienes se embarcan en esta tarea obtienen al menos algunos beneficios del esfuerzo realizado.
CONSEJO NÚMERO UNO. Fíjate una meta de algo de lo que ya estás convencido que es bueno para ti. Por ejemplo, no solo comer cosas más sanas, sino cosas más sanas que además te gusten. De nada servirá que te propongas empezar a comer espinacas por su alto valor nutritivo si odias su sabor. Tampoco se trata de lo que te propongas tenga que ser divertido. B.J. Fogg, autor de un libro sobre hábitos (citado por Amenabar, 2024) señala que basta con que la meta propuesta te resulte gratificante. También es sumamente recomendable asegurarte de obtener beneficios en el corto plazo, de lo contrario, los ánimos podrían ir decayendo.
CONSEJO NÚMERO DOS. La meta propuesta debe ser lo más específica posible. Siguiendo el ejemplo anterior, si lo que deseas es comer cosas más sanas que además te gusten, deberías precisar cuáles alimentos vas a comprar, cómo los vas a preparar y cuál será la periodicidad. Si lo que pretendes es mejorar tu inglés, decide qué día de la semana dedicarás al cumplimiento de este propósito y cuál será la acción que habrás de ejecutar en dicha ocasión: “Voy a invitarle un café a mi amiga Kristin Johnson los martes y a cambio le pediré que conversemos en inglés”.
Cabe aclarar que cuando hablo de metas específicas no me refiero a objetivos rígidos. Si lo que quieres es bajar de peso y la meta es perder dos kilos a final de mes, no te angusties si al terminar enero solo lograste reducir kilo y medio. Tal vez puedas reponerte en febrero. Y si no, lo importante es que tu propósito se vaya cumpliendo de alguna manera.
CONSEJO NÚMERO TRES. Haz una lista de los obstáculos que podrían interponerse en la exitosa consecución de tu meta y qué podrías hacer a cambio para superarlos. Por ejemplo, si a Kristin no le gusta el café o no puede reunirse contigo los martes, qué alternativas le ofrecerás o qué tendrías que proponerle para que ella también obtenga algún beneficio de sus reuniones semanales. Una posibilidad sería que algunas de sus conversaciones planeadas sean en español, para así darle a ella una oportunidad de practicarlo.
CONSEJO NÚMERO CUATRO. Sé estratégico. Si te resulta difícil darte tiempo para cumplir tu propósito, considera suprimir o restringir alguna de tus rutinas ya existentes. Podrías proponerte quizás dedicarle menos tiempo a tus redes sociales (cosa que a nadie nos caería nada mal, ¿cierto?). O combinar la nueva actividad con algo que ya estás haciendo.
Si te fijas, no se requiere tener una voluntad férrea para empezar a hacer cosas nuevas: basta con tener la motivación y ser prácticos y flexibles al respecto.
Referencias bibliográficas: Amenabar, T. (2024). How to find a New Year’s resolution you’ll stick with. “The Washington Post”, edición del 31 de diciembre. / Bever, L. (2023). Here’s a better way to make New Year’s resolutions. “The Washington Post”, edición del 28 de diciembre.