Con la salida de la Secretaría de Hacienda de Rogelio Ramírez de la O, algunos lo criticaron injustamente con adjetivos que no se merece.
Rogelio es egresado de la Facultad de Economía de la UNAM, titulado en la Universidad de Cambridge en Inglaterra (primer mexicano en hacerlo), autor desde joven de brillantes textos de economía y extraordinario consultor internacional. Y además de ser un economista reconocido en su gremio, del cual formo parte, es un hombre íntegro, un gran economista, reconocido aquí y a nivel internacional.
Hace algunos meses nos encontramos un grupo de economistas egresados de la UNAM y vinculados al Colegio Nacional de Economistas; lamentablemente ya varios del grupo original ya habían muerto, entre ellos, Armando Labra, Jesús Puente Leyva, Rodolfo Becerril, Antonio Gasol, Manuel Aguilera, etcétera. La maestra Ifigenia Martínez estaba enferma.
Estaban, Rogelio, el actual rector de la UNAM, Arturo Lomelí, Enrique di Val, Enrique Quintana y Lucy, Graciela Márquez, directora del Inegi, Gerardo Esquivel del Colegio de México, perdíamos a Carlos Tello y a Guillermo Ramírez.
Pero sí estuvieron Ricardo Carrillo Arronte y el decano del Colegio Jorge de la Vega con Julio Millán, Pablo Arroyo y Maru Romero, su compañera, quien, entre otras obras, escribió “La historia del neoliberalismo en México”, publicado por el FCE, dirigido por Paco Ignacio Taibo. Un egresado de la Universidad de Veracruz, Emilio Barriga y Jaime Valls, extitular de la ANUIES… En suma, hubo economistas y ciudadanos extraordinarios.
El nuevo secretario de Hacienda, Édgar Amador, es otro brillante economista egresado de la UNAM. Y sus resultados lo demostrarán. La coyuntura actual, requiere que la economía siga siendo manejada con talento, prudencia y nacionalismo, en virtud de que, en el contexto de la política fiscal, en su vertiente recaudatoria, debemos fortalecer y apoyar a los municipios para que mejoren la recaudación local del impuesto predial, un impuesto a la propiedad que en México tiene lamentablemente niveles muy bajos, en comparación con países del sur del continente.
Desafortunadamente, hemos padecido una ineficiencia, recaudatoria, particularmente por parte de los municipios, tanto en los pequeños como en algunos grandes.
Cuántas veces he escuchado a los municipios pequeños, decir que no cobran eso “porque tiene un costo político”. Se vuelven dependientes de las cada vez más apretadas tesorerías estatales. Es muy común que a fines de noviembre y diciembre, los presidentes municipales se acerquen a las autoridades estatales para solicitarles “recursos ADICIONALES” o prestados, para poder pagar sus aguinaldos, cuando tienen todos los mecanismos para prevenirlo, con un esfuerzo fiscal mínimo.
Una anécdota: recuerdo alguna vez que un grupo de gobernadores en la primera década de este siglo se reunió con el secretario de Hacienda y uno de ellos, que había sido presidente municipal, dijo: “Mira, yo he sido presidente municipal, sin embargo, los municipios de hoy no hacen caso, y no hacen previsiones para los aguinaldos. Por ello he estado pensando hacerles ‘su guardadito’. ¿Tú qué piensas?’”. El secretario les contestó: “Tienes toda la razón, como los gobernadores son iguales, voy a pensar cómo hacerles también su guardadito…”.
Hoy las cifras nos muestran que estamos muy por debajo de lo que recaudan de predial países como Argentina, Chile, Brasil e incluso Costa Rica y Colombia.
Nuestro promedio sigue siendo de 0.25 por ciento, el de 2023. Claro, hay algunos estados que lo hacen mejor que otros, particularmente, la Ciudad de México y Quintana Roo, o el Estado de México, que no tiene malos resultados, aunque puede mejorar, así como algunas entidades del norte del país…
A nivel estatal hay buenas experiencias, que tendré que comentar en otra ocasión.