Por la actual modalidad de formación virtual desde el hogar, han surgido reacciones psicológicas, ahora en los padres de familia, quienes tienen que dar acompañamiento en la educación de sus hijos
El regreso a clases, per se, trae consigo una serie de trastornos emocionales; sin embargo, con esta nueva normalidad, han surgido reacciones psicológicas que, si no se atienden, pueden ser de riesgo.
Juan Carlos García Ramos, presidente del Colegio Estatal de Psicólogos de Querétaro (Coepsique), explicó que muchos trastornos de la dinámica escolar en modo presencial han disminuido “hasta casi desaparecer”, como el ‘bullying’ escolar, el acoso, la separación hijos-padres, los miedos de incorporación a la escuela, entre otros.
Sin embargo, por la actual modalidad de formación virtual desde el hogar, han surgido reacciones psicológicas, ahora en los padres de familia, quienes tienen que dar acompañamiento en la educación de sus hijos.
“Las familias están reescribiendo sus propias historias de vida y emocionales. Hay alteraciones emocionales negativas que son normales, como es la inseguridad e incertidumbre al enfrentarse ante estas nuevas actividades, que son hasta necesarias porque permiten generar un proceso de adaptación que da paso a la maduración a partir de las experiencias. Sin embargo, hay reacciones que hasta hace unos meses eran poco comunes, que se presentan en los padres de familia, los cuales se ven obligados a estar presentes para orientar sobre el uso de las aplicaciones o de las tecnologías y tener este enlace con los profesores”, explicó.
En esta nueva dinámica de vinculación entre padres e hijos, también surgen disfunciones que se relacionan con el enojo, la ira y la desesperación, y que pueden repercutir en violencias, por el tipo de comunicación no clara que hay entre los hijos, los padres y los maestros, o incluso por las fallas en el uso de las tecnologías.
Bajo este escenario, García Ramos manifestó la necesidad de la autoevaluación, de identificar las habilidades y las limitaciones, la tolerancia a la frustración y las posibilidades de tiempo de los padres; si este análisis no es favorable, dijo, es necesario pedir apoyo familiar o profesional para tener la capacidad de afrontar la situación actual.