Martín Lara Becerril, vicario general de la Diócesis de Querétaro, reconoció que el regreso a clase es un tema que a todos preocupa, sobre todo ante el aumento de casos de contagio de COVID-19, por lo que los planteles educativos han reforzado sus protocolos
Serán los padres de familia quienes tengan la decisión final y sepan discernir si envían a sus hijos a clase de manera presencial el próximo lunes 30 de agosto, dijo Martín Lara Becerril, vicario general de la Diócesis de Querétaro.
“La respuesta del regreso a clase está en el dialogo que mantengan las autoridades educativas y los padres de familia, a ellos les corresponde tomar la decisión final y hacer el discernimiento; todos sabemos las complejidades, pero son las autoridades educativas y los papás quienes decidirán si envían o no a clase presencial a sus hijos”.
Reconoció que el regreso a clase es un tema que a todos preocupa, sobre todo ante el aumento de casos de contagio de COVID-19, por lo que los planteles educativos han reforzado sus protocolos.
“Me consta, por diálogo con algunos directores que han hecho consulta con los padres de familia y hasta este momento ellos prefieren que sus hijos continúen de manera virtual en casa y son pocos padres los que sí quieren clase presencial; entonces hace falta infraestructura y mayor esfuerzo adicional y a nosotros solo nos toca apoyar la decisión que se tome”.
Durante la entrevista que ofrece la diócesis cada semana, Lara Becerril leyó un mensaje de los obispos de México titulado “Discernir con prudencia y pasión por la educación”, relacionado con los desafíos educativos que tiene la sociedad en este tiempo de pandemia.
En el mensaje, dijo, los obispos consideran que todas las instituciones están rebasadas; por ello, es tiempo de hacer emerger la amistad social, la generosidad que surge de la cruz de Cristo, que los enseña a amar y servir y no solo a esperar ser amados o servidos.
“Recordemos que nadie está obligado a lo imposible, por lo que, si no es posible tener un regreso presencial seguro, centremos nuestras prioridades en articular solidaridades para hacerlo a su tiempo, de acuerdo a las propias circunstancias y posibilidades. Es urgente atender y cuidar, a las y los niños, adolescentes y jóvenes de manera integral”.